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Relacionando el comercio con el cristianismo

Del número de marzo de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


La gente por lo general no relaciona el comercio con la religión. Quizás se deba a que las transacciones comerciales no siempre están a la altura que exige la norma de Cristo Jesús, el cristiano por excelencia, quien dijo: “Como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Lucas 6:31;

Pero hoy en día se evidencia el comienzo de un despertar a la necesidad de la Regla de Oro en el mundo del comercio, al cual tantos están dedicados directa o indirectamente. Para relacionar el cristianismo con los negocios necesitamos reemplazar el propio interés con el interés por los demás, el engaño con la honestidad, la codicia con la generosidad, las aspiraciones humanas y las prácticas astutas con motivos y hechos cristianos.

En general, el mundo aún mantiene el concepto de comercio simplemente como el intercambio de bienes y moneda. Pero por medio de la espiritualización del pensamiento, la gente puede llegar a considerarlo como el intercambio de servicio y gratitud. El dinero puede considerarse como un medio conveniente para expresar gratitud por los bienes recibidos. La venta puede verse como un servicio. El concepto de servir es lo ideal en toda rama del comercio. Eleva la actividad comercial por encima de lo que significa meramente hacer dinero. Si el objetivo primario del vendedor es comerciar un artículo que realmente llenará las necesidades del prójimo, verá que sus clientes están tan deseosos de comprar como él de vender.

Una mercadería carece de valor intrínseco a menos que lleve en sí lo que no es negociable — el honor y la integridad del fabricante y del distribuidor. Para recibir el máximo de los gastos en que se incurrirá es necesario que el consumidor busque este invalorable ingrediente en cada producto que compre.

A medida que se evidencien en el mundo de los negocios el deseo de servir por parte del vendedor, y la expresión de gratitud y el concepto de valor genuino por parte del comprador, se tendrá como resultado negocios más exitosos y clientes más satisfechos, y habrá más afluencia para todos.

La Ciencia Cristiana le muestra a la gente cómo adquirir la actitud necesaria para tener éxito. Esta Ciencia está de acuerdo con la Biblia, y fue dada a la humanidad por la Sra. Eddy, quien la descubrió y fundó. La Ciencia Cristiana explica que Dios es Espíritu infinito, o Mente divina, y que el hombre no es un mortal corpóreo, que a veces puede ser deshonesto, egoísta y competidor. El hombre es la imagen espiritual, o idea, de la Mente divina y refleja únicamente los atributos del Espíritu. La Ciencia del cristianismo revela que Dios es perfecto y que el hombre es perfecto, y así capacita a todo sincero buscador del reino y de la justicia de Dios, a comprender su naturaleza e identidad verdaderas — le da una base sólida sobre la cual construir una empresa comercial que beneficiará a todos los interesados.

En Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”.Ciencia y Salud, pág. 269; Las actividades del hombre de negocios se vuelven más cristianas a medida que recurre a la Mente divina como la fuente siempre disponible e inagotable que provee cualidades e ideas prácticas y espirituales. Cuando el hombre de negocios deja de contemplar el supuesto reino material y recurre a Dios, el Espíritu, obedeciendo y confiando completamente en el Espíritu, ve que su empresa no sólo está dirigida divinamente, sino también protegida.

Para ilustrar el resultado que se tiene al practicar sus preceptos, Jesús dio la parábola de las dos casas. Ver Mateo 7:24–27. Una estaba construida sobre la roca, la otra sobre la arena. Los mismos elementos terrenales golpearon sobre ambas casas con igual fuerza, pero únicamente la que estaba sobre la roca pudo permanecer ante la tormenta. ¿Acaso no estaba diciendo Jesús: “Obedezcan mis enseñanzas practicando lo que he predicado, y construirán sobre la roca inconmovible del Cristo, la Verdad, que revela la verdadera idea de Dios, el hombre el universo”?

Mediante un concepto más cristiano del comercio, una joven pareja que tenía escasos recursos financieros estableció un próspero negocio y lo protegió contra la envidia, el odio y la competencia destructiva, dependiendo completamente del Espíritu para que los guiara y para obtener las cualidades que necesitaban expresar. Oraron diariamente para ver su negocio como la expresión de la justicia, la vitalidad, la inteligencia y el amor del Espíritu. Cada transacción fue una oportunidad para beneficiar a sus clientes y así identificarse como ideas que provienen de la fuente de todo el bien; y esto proveyó sus propias necesidades financieras.

Un negocio más cristiano beneficia a todos los que están dentro del radio de su actividad. ¿Por qué? Porque la única empresa verdadera de uno, como imagen de Dios, es glorificarlo a Él, expresando Su bondad.

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