Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Un nuevo comienzo

Del número de marzo de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Este momento está rebosante de posibilidades. Es otro nuevo momento en el cual Dios nos está amando y viendo como realmente somos, como somos espiritualmente — como Él nos creó— en toda nuestra innata pureza y perfección.

El único hecho actual es el hecho espiritual, la incesante verdad del ser. Y la verdad de nuestro ser es perfección intacta. Puesto que la verdad acerca del hombre está establecida por siempre y es inmutable, podemos empezar en este mismo momento a manifestar esa verdad en nuestra vida.

¿Acaso parece que estamos en medio de dificultades, que no podemos dejar de pensar, actuar o sentir de cierta manera, que no podemos liberarnos de cierta dificultad física? Si es así, podemos cambiar nuestra manera de pensar inmediatamente. No tenemos por qué arrastrar los errores de ayer o las enfermedades del año pasado. No estamos encadenados a la materia — al cuerpo físico o a las limitaciones del tiempo. La Sra. Eddy alentadoramente escribe en Ciencia y Salud: “Si crees en el mal y lo practicas a sabiendas, puedes cambiar en seguida tu proceder y obrar bien. La materia no puede hacer oposición a los esfuerzos justos contra el pecado o la enfermedad, porque la materia es inerte, no tiene mente. Así también, si crees que estás enfermo, puedes cambiar esta creencia y acción erróneas sin resistencia de parte del cuerpo”.Ciencia y Salud, pág.. 253;

¿Cómo podemos cambiar nuestro proceder? Es necesario un cambio de pensamiento. Tenemos que abrir nuestra consciencia a la Verdad divina y cerrarla a cualquier sugestión mental que nos esté molestando, ya sea la insistencia de que la enfermedad es real, un persistente pensamiento sensual, o la envida. Es necesario enfrentar al adversario cara a cara, y si hemos eliminado el pensamiento o sentido del mal, hemos eliminado el mal completamente.

Pero todo esto no es simplemente un desesperado esfuerzo humano. No es cuestión de forjarse castillos en el aire, o de fuerza de voluntad o de temerosa tentativa. Cuando damos ese paso inicial en oposición a la discordia, estamos armonizando nuestro pensamiento con todo el poder y energía de Dios, con la voluntad irresistible de la Mente divina. Nos estamos poniendo al lado de la ley del bien, y no hay ninguna ley o poder opuesto.

No importa cuál sea nuestro origen o nuestro grado de cultura, o cómo nos hayan catalogado los demás, o cuáles parezcan ser nuestras debilidades de carácter, siempre podemos comenzar de nuevo. Pensemos en Saulo “respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos de Señor”. Hechos 9:1; A pesar de todo el mal que había hecho, cambió radicalmente al convertirse al cristianismo. Bajo el nuevo nombre de Pablo, vino a ser uno de los más grandes predicadores y sanadores que el mundo haya conocido. Su ejemplo puede alentarnos a abandonar el pasado y comenzar en un nuevo curso de progreso espiritual.

Podemos ponernos del lado del poder del bien ahora, y ganar nuestra libertad. A pesar de lo que parezca que está ocurriendo o haya ocurrido en nuestra vida, la verdad espiritual eterna es la única realidad. Está aquí siempre, esperando que se la perciba. Si hemos fallado o fracasado, la verdad de nuestro ser sigue siendo verdad — el hombre sigue siendo la expresión perfecta de Dios — y tenemos acceso inmediato al poder de Dios, la Verdad infinita que todo lo armoniza. Estos hechos no sirven de excusa para hacer el mal. Más bien nos exigen aprender y poner en práctica las verdades de la Ciencia Cristiana para poder eliminar el sufrimiento permanentemente.

Pudiera parecer que se nos espera una considerable lucha si es que hemos de liberarnos de problemas. Pero podemos desechar este pensamiento recordando que el hombre no es un mortal sin esperanza. Todo lo que es y siempre ha sido es la expresión inmortal de la perfección divina. Jamás ha estado separado ni por un instante del amor de Dios, de la fuerza divina que no tiene oposición, ni de la perfecta voluntad de la Deidad. Si creemos estar atrapados en una actitud mental sin salida, es necesario dejar de luchar contra el error y escuchar a la Mente divina; tranquilamente restablecer en el pensamiento nuestra unidad con el Amor, teniendo presente las palabras de Pablo: “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filip. 2:13;

No tenemos por qué sobrellevar el peso de pecados pasados. Cuando Cristo Jesús preguntó a una mujer adúltera: “¿Ninguno te condenó?” ella contestó: “Ninguno, Señor”. La sencilla pero profunda y trascendente respuesta de Jesús fue: “Ni yo te condeno; vete y no peques más”. Juan 8:10, 11; Una vez que hayamos tomado la decisión de resistir la ilusión del pecado o sufrimiento y nos aferremos firmemente al hecho de que Dios es Todo, hemos comenzado a ascender fuera de una fase de materialidad, y nada puede evitar la destrucción del mal. Puesto que el mal no tiene otro apoyo que el nuestro, sin éste, tiene que desvanecerse.

A medida que progresamos la persistencia en lo espiritual es cada vez más importante. La Sra. Eddy escribe: “Mediante la paciencia tenemos que ganar el sentido de la Verdad; y la Verdad está acostumbrada a esperar”.Miscellaneous Writings, pág. 268. Mediante la comunión diaria con la única Mente nos fortalecemos más y nos volvemos más perceptivos espiritualmente. Podemos ver más claramente que el sueño de la mortalidad, con sus enfermedades, jamás ha tocado la realidad de nuestro ser inmortal — nuestra única identidad — y que ese sueño no esta ocurriendo ahora.

Dios es Amor infinito. Él jamás deja de amarnos. Podemos comenzar de nuevo y llegar a sentir más el poder del Amor que opera en nosotros y desplaza las sombras del sentido material. Entonces probaremos que esas sombras son ilusiones. Encontraremos que jamás hubo obstáculo alguno que obstruyera nuestra libertad.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / marzo de 1978

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.