Cuando comencé a leer, quise aprender el Texto Áureo del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana para poder leerlo en la Escuela Dominical.
Al principio usaba el Trimestral de mi mamá, pero luego me di cuenta de que si iba a usarlo todo el tiempo tenía que tener uno mío.
Papá nos llevó a mí y a mi hermanita a la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. Compramos un Trimestral para cada una.
Luego cada noche antes de irme a acostar leía el Texto Áureo. Todas las semanas, cuando llegaba el domingo, me lo sabía.
El Texto Áureo me ayuda cuando oro. Me da palabras para utilizar en mis oraciones.
Puedo contarte cómo utilizo el Trimestral para sanarme. Una vez me caí de las barras de gimnasia que tenemos en nuestro patio. Se me hizo un tajo grande en la barbilla. Mamá me preguntó si podía ayudarme, pero yo le dije que yo sola oraría por mí. El Texto Áureo de esa semana fue lo que usé para orar. Decía: “Los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios”. Ecl. 9:1. Yo sabía que estaba en la mano de Dios y que Él me protegía. A la mañana siguiente ya no se veía la cortadura.
Estoy muy contenta de tener el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Cuando pasé a primer grado, aprendí lo suficiente como para leer la Lectura Alternativa del Trimestral. Cada semana aprendo también un versículo de la Biblia dado en la Lección-Sermón y una frase de Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy. Éstos siempre me ayudan.