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La Verdad — el gran poder restaurador

Del número de octubre de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una mañana fui a una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana a leer un artículo que había sido publicado en una de las primeras publicaciones de esta religión. Mientras buscaba el artículo, mi vista reposó en un estante lleno de volúmenes encuadernados del The Christian Science Journal y del Christian Science Sentinel. Súbitamente me vino el pensamiento que en esos volúmenes habían miles de testimonios de curaciones documentadas, escritos por aquellos cuyas vidas habían sido restauradas por la Ciencia Cristiana. El significado total de este hecho me conmovió profundamente, y me invadió un profundo amor y estimación por la Sra. Eddy, quien descubrió el Principio y las reglas del ministerio restaurador y sanador de Cristo Jesús y sus discípulos.

Esta acumulación de pruebas de la curación espiritual confiere a la Ciencia Cristiana un lugar jamás logrado por sistema alguno de curación desde la época de Jesús. Y esta gran documentación del nuevo nacimiento de personas que buscan el restablecimiento de la mente y del cuerpo, es índice también de nuestra capacidad para efectuar demostraciones aún mayores del poder restaurador de la Verdad.

Un hombre que conozco bien, sufría de dolores en la cabeza tan intensos que no podía pensar con claridad. Llamó a un practicista para que lo ayudara, y se dio comienzo al tratamiento por medio de la Ciencia Cristiana. La gravedad de la condición requería alivio inmediato. No había tiempo para la duda o incredulidad. Tanto el practicista como el paciente tenían la certeza de que el hombre es espiritual y perfecto, y estaban convencidos igualmente del poder de la Verdad divina para sanar. Reconocieron que este cuadro anormal de dolor y presión no procedía de la única Mente, Dios, y, por lo tanto, no podía persistir ante la comprensión de que el paciente era en verdad la expresión del ser eterno de Dios, no un mortal material sujeto al deterioro o decadencia.

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