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[Original en italiano]

Hace algunos años una amiga me regaló un ejemplar de Ciencia y Salud...

Del número de abril de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos años una amiga me regaló un ejemplar de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Me resultó muy difícil de entender y lo guardé hasta que, en un momento de gran temor, se me reveló como un guía seguro y afectuoso. Durante varios meses mi pequeña hija había estado padeciendo de una contracción muscular dolorosa en el ojo izquierdo, y ni el tratamiento dado por el pediatra ni las medicinas que le prescribió tuvieron efecto. Su diagnóstico tenía un nombre difícil, que no recuerdo.

Mi tristeza al ver a la niña sufrir me llevó a buscar el nombre de una practicista de la Ciencia Cristiana en la edición italiana del Heraldo. La practicista me habló del amor de Dios por todos Sus hijos; me habló de la definición de “hijos” que nos da la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, y que comienza: “Hijos. Los pensamientos espirituales y representantes de la Vida, la Verdad y el Amor” (pág. 582). Ella también me guió a estos pasajes de Ciencia y Salud: “Dios crea y gobierna el universo, incluso el hombre. El universo está lleno de ideas espirituales, que Dios produce, y éstas obedecen a la Mente que las crea” (pág. 295), y “Toda realidad está en Dios y Su creación, y es armoniosa y eterna. Lo que Él crea es bueno, y Él crea todo lo que se crea” (pág. 472). En cuanto mi pequeña hija y yo empezamos a comprender a Dios como Padre-Madre, como nuestro único creador, el tic nervioso cesó completamente. Comencé a tener más y más fe en el Principio sanador, el Amor divino, que nos enseña la Ciencia Cristiana. Aunque el pediatra me había dicho también que mi hija tenía una desviación seria del tabique nasal que desfiguraría su cara y le causaría sufrimiento si no era operada, gracias al estudio consagrado de esta maravillosa Ciencia y al continuo apoyo por medio de la oración que nos dio la practicista, desapareció mi temor a que eso ocurriera, y la niñita creció sana y normalmente. Ahora es una excelente estudiante y goza de perfecta salud.

Deseo agradecer a Dios por haberme hecho conocer la Ciencia Cristiana y por la ayuda de los practicistas que con tanto amor nos ayudaron en nuestro crecimiento espiritual. Sé que la mejor manera de expresar mi gratitud es esforzándome constantemente por caminar en la senda de luz y de Verdad que nos mostró la Sra. Eddy con tanto amor.

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