Se dice que la naturaleza aborrece el vacío, y en la Ciencia divina, el Espíritu, o Dios, excluye absolutamente el vacío. El Todo infinito no puede incluir cavidades vacías.
No se puede eludir al Espíritu; o, para decirlo de una manera más habitual, Dios es Todo. En el Espíritu no existen cavidades que contengan opuestos del Espíritu. Si así fuera, la Ciencia Cristiana no sería ni útil ni práctica. Como el Espíritu es Todo, podemos probar que la presencia de Dios proscribe el vacío, y sobre esta base podemos curar y ajustar todas las dificultades humanas. La totalidad del Espíritu tiene su corolario en la ley que dice que no hay vacíos en el Espíritu. No hay lugar alguno en el cual el Espíritu no se esté expresando activamente. Nosotros podemos captar y probar esta verdad espiritual.
El sufrimiento y los problemas son errores. Provienen de la creencia de que el Espíritu da lugar a la materia y sus miserias. Podemos desprendernos de esta creencia y anularla. Es ilegítima. “El descreer en el error destruye el error”, dice Mary Baker Eddy, “y conduce a la comprensión de la Verdad. No existen vacíos”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 346;
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