Las universidades se han visto obligadas a aumentar el precio de la enseñanza. El programa de ayuda financiera para estudiantes no puede cubrir este aumento. Las oportunidades que tienen los estudiantes de conseguir empleo están disminuyendo. Como estudiante encontré que si aceptaba este cuadro depresivo, el panorama podría ser muy sombrío; pero cuando me detuve a reconocer los hechos verdaderos — que el hombre depende de Dios, el Amor infinito, no de la caridad humana — mis necesidades fueron abastecidas.
En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: “ ‘Dios es Amor.’ Más que esto no podemos pedir, más alto no podemos mirar, más lejos no podemos ir”.Ciencia y Salud, pág. 6; El amor de Dios no es voluble, y no hay límites para el amor de Dios. No tenemos que preocuparnos porque nuestras necesidades puedan no ser satisfechas o porque no hay suficiente amor para todos. El amor de Dios nunca corre el peligro de agotarse.
Cristo Jesús explicó el amor de Dios muy sencillamente: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. Mateo 6:8; Él estaba tan seguro del amoroso cuidado de Dios que pudo dar gracias cuando tuvo frente a él a una multitud hambrienta y casi sin comida. Y no solamente todos fueron alimentados, sino que ¡hasta sobró!
Mientras estaba en la universidad tuve la ocasión de demostrar por mí mismo como estudiante de Ciencia Cristiana lo ilimitado del amor de Dios. A pesar de haber recibido considerables préstamos y becas en los tres primeros años, parecía dudoso que pudiera terminar mi último año. Mi solicitud para conseguir que el gobierno me diera una beca había sido rechazada, y lo que había ahorrado mientras trabajaba en el verano era suficiente para pagar sólo un semestre.
Hice todo lo que pude para reducir mis gastos añadiendo más cursos que los normales, pero aún así había una gran diferencia entre lo que tenía en el banco y lo que necesitaba para terminar el año. Al acercarse el final del semestre, me di cuenta de que era hora de recurrir a Dios en busca de mi provisión. Había hecho todo lo que podía hacer humanamente; no era extravagante, las necesidades de estudio que estaban siendo abastecidas eran legítimas y tenía el derecho a esperar que hubiera una manera de pagar mi educación.
Al estudiar Ciencia y Salud, hallé estas líneas: “Las relaciones entre Dios y el hombre, el Principio divino y la idea divina, son indestructibles en la Ciencia; y la Ciencia no conoce ningún lapso de la armonía ni retorno a ella, sino mantiene que el orden divino o ley espiritual, en donde Dios y todo lo que Él crea son perfectos y eternos, ha permanecido inalterado en su historia eterna”.Ciencia y Salud, págs. 470–471;
Comprendí que no había aceptado esta relación divina, sino que había envidiado y resentido a los estudiantes cuyas relaciones humanas hacían posible que no tuvieran que pensar en el aspecto financiero. Entonces decidí que cada vez que me sintiera tentado a dejar que el resentimiento se apoderara de mi pensamiento, en su lugar expresaría gratitud por las muchas pruebas de provisión que ya había tenido. La manera tan llena de amor con que se me crió, una buena educación, buenos amigos, el regalo de un traje nuevo cuando necesitaba comprarme uno, fondos para hacer un viaje importante — los recuerdos eran interminables y cuanto más recordaba, más me convencía del amor de Dios.
Cuando empezaba a preocuparme, de inmediato expresaba gratitud por el hecho de que el amor y la provisión de Dios nunca se acaban. Me aferré a otro pensamiento de Ciencia y Salud: “¿Estamos realmente agradecidos por el bien ya recibido? Entonces nos aprovecharemos de las bendiciones que tenemos, y esto nos capacitará para recibir más”.ibid., pág. 3. A medida que continuaba aferrándome a pensamientos de gratitud, cosas maravillosas sucedieron. Recibí un aumento de sueldo en el trabajo parcial que tenía. Me llegó por correo un cheque en pago de un trabajo que había realizado hacía varios meses. Pero tuve la mayor alegría cuando me notificaron que la comisión que había rechazado mi solicitud para recibir la beca del gobierno, había examinado mi caso nuevamente y ¡cambiado su decisión! Tuve el dinero suficiente para terminar mis estudios y hasta para empezar a pagar algunos de los préstamos.
Todos necesitamos darnos cuenta de que el amor de Dios es constante e ilimitado. Al aceptar esto con gratitud, como lo hizo Jesús, podemos enfrentar con confianza cualquier desafío que se nos pueda presentar.
Por nada estéis afanosos,
sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego,
con acción de gracias.
Filipenses 4:6