Este año Susanita está en el jardín de infantes. Está deseando aprender a leer porque le encantan las historias — toda clase de historias. Frecuentemente su mamá le lee en voz alta las historias bíblicas que aparecen en la Lección-Sermón semanal. En el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana; A veces lee una historia sobre curación, de Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy. A Susanita también le gusta escuchar estas historias. Casi todas las semanas aparece en el Sentinel una historia verdadera para niños, y las favoritas de ella las lee una y otra vez.
Estas historias verdaderas enseñan cómo el amor de Dios está siempre presente para ayudar a quien lo necesite. Susanita misma ha orado a menudo a Dios, el Amor divino, cuando ha necesitado de curación. Dos veces se levantó en la iglesia durante una reunión de testimonios de los miércoles para relatar cómo Dios la ayudó a ella y a su gatito.
Algunos problemas han sido resueltos rápidamente, pero uno tardó más porque tenía una lección que aprender. Todo comenzó hace como un año con otra clase de historia — un cuento de hadas falso acerca de una supuesta bruja malvada. El cuento estaba en una grabación que un vecino le había dado a Susanita. Después que ella la había escuchado varias veces, el cuento de hadas empezó a parecerle más y más como una historia verdadera.
Pronto Susanita quiso que alguien la acompañara cada vez que iba a un cuarto oscuro. Nunca antes la había preocupado estar sola en la oscuridad, pero ahora sentía temor. Así que decidió dejar de escuchar la grabación por un tiempo y pensar más en el amor de Dios.
Su mamá y su papá le explicaron que como el Amor divino llena todo el espacio, no hay lugar para nada que no sea amable, tal como una bruja. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy habla de duendes. (Los duendes son tan ficticios como las brujas.) Ella dice: “... a los niños hay que decirles que no crean en duendes porque no existen tales cosas”.Ciencia y Salud, pág. 352;
Una y otra vez su mamá y su papá le dijeron a Susanita que no había por qué temer. Sin embargo, ella replicaba: “Pero, ¿y si hubiera una bruja malvada que entrara en mi habitación para tratar de agarrarme?” Finalmente empezó a darse cuenta de cuán tonta era esa pregunta. No tenía ni respuesta, porque no había tal cosa como una bruja malvada. No hay tal cosa, y “nada” no puede hacerte nada. Es más, no puedes tener temor de algo que es “nada”.
Ahora a Susanita no le preocupa en los más mínimo la oscuridad. Cuando escucha una historia tonta sobre brujas y duendes, ella sabe, realmente sabe, que no es verdadera.
Un día, no hace mucho tiempo, la mamá le leyó a Susanita en alta voz una frase de la Lección-Sermón de esa semana. Era de los Salmos. “Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo”. Salmo 53:5. Inmediatamente Susanita exclamó: “¡Igual que yo con la bruja malvada! ¡No había ninguna bruja, así que yo no podía sentir miedo!”
