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Sostenidos por Dios

Del número de agosto de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si el hombre está apoyado y sostenido por Dios — como por cierto lo está— no hay nada en su ser que pueda sufrir un colapso. Éste es el hecho espiritual. Pero los músculos, ligamentos, huesos — toda la estructura del cuerpo humano — pretenden hacernos creer que son ellos los que nos mantienen erguidos y en moción. También pueden pretender fallarnos. Confiar en una estructura física, ya sea que funcione normalmente o deficientemente, implica aceptar un concepto limitado y mortal acerca del hombre, en lugar de mirar más allá de la ilusión y ver al hombre perfecto creado por Dios.

Cuando la mente mortal afirma que sufrimos de algún colapso o incapacidad, está hablando de sí misma y de su propio sueño. Debemos aferrarnos persistentemente a la realidad. En verdad, somos el hombre que Dios hizo. Si fuéramos acusados de haber cometido un crimen que no cometimos, refutaríamos la acusación con convicción, y continuaríamos refutándola, no importa con cuánta insistencia o con cuánta perseverancia nos imputaran la culpa. Con igual convicción acerca de nuestra verdadera seguridad e inocencia podemos persistir en nuestra refutación del cuadro de incapacidad.

Debido a que Cristo Jesús vio la perfección del hombre pudo demostrar el poder sostenedor de la Mente sobre las sugestiones de músculos, coyunturas y huesos débiles, enfermos o deformes. El hombre que yacía en uno de los pórticos del estanque de Betesda no había caminado durante treinta y ocho años; no obstante, pudo obedecer de inmediato el mandato de Jesús: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Juan 5:8; La mujer que andaba encorvada y había sufrido de un “espíritu de enfermedad” por dieciocho años, “se enderezó luego, y glorificaba a Dios”. Ver Lucas 13:11–13; En la sinagoga Jesús sanó la mano seca de un hombre, la que le fue restaurada a su estado normal.

Pedro, uno de los discípulos de Jesús, sanó a un hombre que había sido cojo de nacimiento. La Biblia nos dice que “tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos”. Hechos 3:7; Y en Listra otro cojo de nacimiento obedeció el mandato de Pablo y se levantó derecho sobre los pies, los cuales nunca antes lo habían sostenido. Ver 14:8–10;

Cuando firmemente dejamos que las verdades espirituales sostengan nuestros pensamientos, las condiciones físicas responden al pensamiento renovado, ya que las condiciones físicas son la manifestación de los pensamientos. A veces cuando estamos logrando una clara comprensión espiritual en medio de angustiosas evidencias materiales, puede que nos sintamos sobrecogidos de temor, o condenándonos por algo, o desalentados, etc. Pero estos estados perturbadores pueden ser erradicados comprendiendo que son sólo sugestiones impersonales que tratarían de negar la verdad que estamos afirmando. Mas ellos tienen que ceder si fielmente persistimos en negarlos. El Salmista nos dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”. Salmo 55:22; Y el Prefacio de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy comienza diciendo: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”.Ciencia y Salud, pág. vii.

Aquí es donde nos podemos apoyar con perfecta confianza.

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