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Viendo al hombre verdadero

Del número de agosto de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La curación en la Ciencia CristianaChristian Science (crishchan sáiens) es el resultado de ver al hombre como verdaderamente es. Y lo que el hombre es, es lo que Dios expresa de Sí mismo. El hombre es el reflejo perfecto de Dios. Lo que se necesita sanar en cada caso, no es realmente una enfermedad o una discordia, sino un falso concepto acerca del hombre. La curación revela el verdadero concepto.

No acertamos a obtener el concepto verdadero acerca del hombre cuando enfocamos el pensamiento en la condición que queremos sanar. Con demasiada frecuencia, lo que visualizamos, en nuestro esfuerzo humano por ver al hombre verdadero, es poco más que un concepto mejorado de una condición discordante física o personal.

Si tenemos un dolor, no basta con vernos sin dolor. El hombre no es un espécimen físico sin dolor. De ninguna manera es material. El reflejo de Dios es espiritual porque Dios es Espíritu, Mente, no materia. Por consiguiente lo que vemos cuando vemos al hombre verdadero y no al falso, es una idea espiritual que incorpora las cualidades maravillosas, hermosas, íntegras y completas del Espíritu infinito.

Cuando va en una excursión por las montañas, ¿exclama usted: “¡Qué excursión tan linda! No hubo accidentes, no se descompuso el automóvil, no hubo mal tiempo”? ¿O, dice usted: “¡Qué maravilloso! Había cumbres deslumbrantes de blancura, lagos azules y cristalinos, árboles altísimos y verdes, colinas ondulantes tapizadas de flores silvestres”, y así sucesivamente? ¿Qué comentario describe de mejor manera la excursión misma?

El hombre verdadero es la idea infinita de la Mente infinita. Visto correctamente, él es infinitamente más bello que las montañas, los lagos, los árboles, o las flores que uno pueda ver en un viaje. De hecho, los objetos y los paisajes de la naturaleza solamente simbolizan las ideas espirituales de la Mente divina, que están incluidas en el hombre.

Entonces, ¿qué hacemos cuando estamos sufriendo físicamente? ¿Negar el sufrimiento? Sí. Pero no nos detengamos allí. Veamos al hombre reflejando las cualidades de Dios. El hombre conscientemente feliz, puro, afectuoso, hermoso, sabio, armonioso, santo. Y tampoco nos detengamos allí. Éstas no son más que palabras, y las cualidades de Dios — de Vida, Verdad, y Amor — son mucho más.

El reconocer este hecho nos lleva al punto en que se efectúa una curación — al punto en que comenzamos a ver más allá de lo que ahora sabemos, hacia las ideas espirituales las cuales todavía tenemos que ver y sentir. La Biblia nos dice: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Cor. 2:9; Mary Baker Eddy, quien descubrió y fundó la Ciencia Cristiana, dice: “Tenemos que escudriñar la realidad más hondamente, en lugar de aceptar sólo el significado exterior de las cosas”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 129;

Necesitamos orar, no sólo para vernos sin ningún sufrimiento, ni sólo para encontrar palabras que expresen espiritualmente lo opuesto a un estado material, sino para ver lo que no hemos visto. Necesitamos estar conscientes de la Vida y su eterna bondad, de la Verdad y su pureza infinita, de la fuerza dinámica del Amor divino, que todo lo forma, constituye, atrae, irradia, expresa. ¡Más allá de toda palabra! Más allá de la actual comprensión humana. Si oramos con un profundo deseo por obtener ese sentido santo del hombre como la imagen del Espíritu, nuestro amante Padre-Madre, que es ese Espíritu, alimentará nuestro deseo con Su amor y Su fuerza. Y entonces podremos ver.

La curación es la corrección de una creencia falsa acerca del hombre. El dolor es una creencia falsa. La enfermedad es una creencia falsa. La debilidad, el mal funcionamento, la inflamación — todos los síntomas de enfermedad — son creencias falsas. La Sra. Eddy escribe acerca de Cristo Jesús: “Comprobó que la salud y la armonía, la perfección de mente y cuerpo, son la realidad del hombre...”Escritos Misceláneos, pág. 187; Cualquier cosa que contradiga esta realidad es una creencia falsa. Cuando se ve así y se corrige, deja de ser parte de la consciencia de quienes tenían tal creencia. Deja de parecer que existe.

Para corregir una creencia falsa, necesitamos hacer algo más que eliminarla. De hecho, si sólo trabajamos para eliminarla, la creencia dejará una especie de cicatriz. “Estaba allí”, diremos, “pero ya no está”. Por otra parte, si oramos por ver esa creencia corregida mediante la verdad de Dios — la Vida, la Verdad, el Amor — la cual se manifiesta en el hombre espiritual, el reflejo de Dios, entonces la irrealidad de la creencia se hace evidente. Los síntomas de enfermedad — o cualquier otra cosa que niegue la perfección del hombre — desaparecen. Nunca estuvieron allí y nunca se han ido. Lo único que se puede ver, sentir o comprender es la bondad de Dios.

El problema, pues, es ver el reflejo de la Vida, la Verdad y el Amor — el hombre verdadero. Resolvemos este problema aprovechando todo lo que tenemos disponible para poder comprender la realidad espiritual. Esto incluye la obediencia a los Mandamientos dados por Dios a Moisés y explicados en detalle por Jesús. Incluye el estudio de la revelación de la Verdad dada por Dios a la Sra. Eddy y expuesta en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud.

El método que utilizamos en nuestro estudio y práctica, muestra si estamos buscando el concepto verdadero y espiritual del hombre o si únicamente tratamos de mejorar nuestro concepto material acerca de él. El hombre espiritual es la idea de Dios, la Mente, de quien emanan las ideas constantemente. Por lo tanto, el hombre constantemente se manifiesta — como la luz del sol constantemente emana del sol. La revelación de la Vida, la Verdad y el Amor en el hombre verdadero se ve en el constante fluir de ideas que irradian de la Mente divina y son expresadas en el hombre.

Si tratamos de amoldar estas ideas a la creencia humana, es posible que obtengamos como resultado una declaración o cuadro ordenado de un concepto humano del hombre, a quien le hemos puesto etiqueta de espiritual. Pero a menos que nuestro concepto sea el de una imagen que aparece constantemente, y que es la siempre nueva imagen de la Vida, la Verdad y el Amor, la declaración humana no es sino un símbolo provisorio y temporal. Todavía tenemos que ver al hombre verdadero.

¿Quiere decir esto que la curación está fuera de nuestro alcance? No. Esto significa que, si aún no hemos sido sanados, todavía podemos obtener una comprensión más espiritual acerca del hombre, y obtendremos la curación. Sólo nos desalentamos cuando pensamos que ya no hay nada que podamos hacer. Sin embargo, siempre hay algo más que podemos hacer, porque siempre podemos ver más de lo infinito en el hombre espiritual.

Así que no nos detengamos. Jamás aminoremos el paso. Tal vez la meta de la curación esté en un lugar de la montaña más alto de lo que pensábamos, pero allí está, y podemos alcanzarla. La Sra. Eddy dice: “Daos cuenta, aunque no sea más que por un solo momento, de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales, — que no están en la materia ni proceden de ella,— y el cuerpo entonces no proferirá ninguna queja”.Ciencia y Salud, pág. 14; La gloria de esta vista espiritual es indescriptible. Cuando la alcancemos, la curación que ahora buscamos parecerá de escasa importancia en comparación. Podemos empezar por rechazar la tentación de pensar: “¡Qué maravilloso será cuando ya no padezca esta enfermedad!” y, olvidando el ser material, podemos recurrir a la felicidad de la consciencia divina, en la cual vemos al hombre verdadero.

Pablo dijo: “Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filip. 3:13, 14. Nosotros también podemos proseguir hacia la meta. La Ciencia Cristiana nos capacita para seguir el ejemplo de Jesús, y, si persistimos, alcanzaremos el premio. Veremos al hombre real, y encontraremos nuestra capacidad ilimitada para demostrar la verdad del ser.

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