Muchos problemas de la humanidad emergen de continuo. Uno de ellos es el desafío de tener que alimentar a un número cada vez mayor de habitantes en el mundo.
A veces se hacen predicciones acerca de la incapacidad del mundo para producir la cantidad de alimentos que necesita, y estas predicciones puede que aterren a la gente. Thomas Malthus, un pionero en el estudio de la demografía, hizo tal predicción a comienzos del siglo dieciocho. Su teoría sostenía que a menos que el aumento de la población fuera detenido, éste llegaría a ser superior al abastecimiento de alimentos y los resultados serían desastrosos. Pero algo sucedió que escapó a la percepción de la teoría maltusiana — nueva tecnología multiplicó la producción agrícola. Y, al menos en aquel tiempo, su predicción falló.
Sin embargo, a largo alcance, el mundo todavía está amenazado con el espectro del hambre. La gente todavía se acuesta con hambre. Pero otra cosa puede ocurrir también que venga a silenciar esta amenaza de un mundo hambriento. La Biblia describe a personas de visión que encontraron soluciones originales para el problema de escasez de alimentos. A veces la solución tuvo que ver con una necesidad humana de considerables proporciones — otras veces con necesidades más pequeñas. Sin embargo, en cada caso, la solución vino de una manera única.
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