Un amigo me contó que recientemente tuvo que tomar una posición que, a su juicio, era la más correcta. No reaccionó impulsivamente, no se rebeló obstinadamente, ni se sintió perturbado. Hizo simplemente lo que creyó que debía hacer pese a que nadie tomó su posición. Posteriormente se demostró que su posición había sido la correcta y su valor fue motivo de alabanza.
¿Estamos igualmente dispuestos a tomar nuestra posición por lo que creemos justo y a hacerlo tantas veces como parezca necesario? ¿O, por el contrario, permitimos que se juegue con nosotros y se nos intimide cuando sabemos que algo anda mal en nuestro hogar, en nuestro trabajo, nuestra vida social o incluso en nuestro trabajo de iglesia? Si sabemos que algo anda mal, ¿por qué dejamos que continúe? ¿Dónde está, pues, nuestro valor moral para tomar una posición firme en lo que creemos justo?
Podemos hacer frente al error — a todo lo que no es bueno, puesto que no proviene de Dios — al mantenernos en la Verdad, Dios. “La Verdad es siempre victoriosa”,Ciencia y Salud, pág. 380; escribe la Sra. Eddy. La Verdad nunca pierde ni vacila, no se aturde ni es impulsiva y no se intimida ni espanta. La Verdad siempre triunfa, es todopoderosa, omnipresente, el Todo. La Verdad conoce y está consciente sólo de lo que realmente existe.
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