Se ha dicho que la frustración es obstinación contrariada. Tal declaración nos invita a detenernos y reflexionar. Nos invita a analizar cuidadosamente muchas de las dificultades que afectan nuestra vida. Uno podría preguntarse: “¿Cómo puedo liberarme de mis frustraciones, de mis fastidios y ansiedades?” La respuesta podría ser: “Abandone su obstinación”. Pero, ¿cómo lograrlo?
Consideremos algunas de las verdades básicas de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens): que Dios es la única Mente, o inteligencia, que gobierna al hombre, el único poder motivador. La voluntad de Dios es la voluntad del Amor, de la Verdad, de la Vida. El hombre, como expresión de Dios, como reflejo de Dios, es la manifestación de la voluntad de Dios. Esta voluntad es todopoderosa, siempre presente y lo abraza todo. Es enteramente buena. El someter la voluntad humana a la voluntad divina, es esencial.
¿Qué constituye la resistencia a este curso de acción? En creencia, hay una voluntad mortal que se manifiesta como vida e inteligencia en la materia. Se la llama obstinación o sentido personal. Forma parte de la creencia general de que hay una mente separada de Dios, quien es la Mente divina. Pero, en realidad, no hay identidad en la materia. No hay inteligencia en la materia. Y cuanto más claramente reconozcamos este hecho, tanto más rápidamente dejaremos lo humano por lo divino. Éste es el camino para disfrutar de la armonía, la salud y la libertad de la Mente divina que se manifiesta a sí misma en el hombre.
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