Me encuentro en un desierto,
mis pensamientos claros, limpios
como formas puras modeladas por los vientos de Dios.
En este silencio he escuchado
Su voz y he
olvidado la soledad. Los colores
del desierto reflejan
la paz que he descubierto. Y sé
que soy sostenido
cuando me arrodillo a beber cual agua,
los torrentes del Amor y recojo
el preciado maná de esta mañana.
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