Lo que se presenta en la naturaleza como un objeto aparece en nuestra retina como una imagen invertida. Este fenómeno de inversión ilustra la naturaleza ilusoria de las imágenes del sentido material. En Ciencia y Salud, al lado del título marginal “Imágenes e ideas invertidas”, la Sra. Eddy da la siguiente explicación: “Las nociones equivocadas, el pecado, la enfermedad y la muerte resultan del falso testimonio de los sentidos materiales, los cuales, desde un punto de vista hipotético, fuera de la distancia focal del Espíritu infinito, presentan una imagen invertida de la Mente y de la sustancia, con todo vuelto al revés”.Ciencia y Salud, pág. 301;
Cuando empezamos a entender que no hay nada fuera del Espíritu infinito —¿dónde podría estar este fuera, puesto que Dios, el Espíritu, llena todo el espacio por ser omnipresente?— vemos claramente que, en realidad, nada existe en una relación que es inversa al universo divino, espiritual. La Sra. Eddy dice en el mismo libro: “La titulada mente mortal — siendo inexistente y no hallándose por lo tanto en la esfera de la existencia inmortal — no podría, simulando el poder deífico, invertir la creación divina, y después volver a crear personas o cosas sobre su propio plano, puesto que nada existe fuera del alcance de aquella infinitud que lo abarca todo, y en la cual y de la cual Dios es el único creador”.ibid., págs. 513–514;
Al comprender cada vez más la Ciencia Cristiana, nos damos cuenta de que podemos, en gran medida, dejar de creer en la inversión engañosa y en algo fuera de la infinitud. Comenzamos a identificarnos con el reino de “aquella infinitud que lo abarca todo”. ¿Cómo puede manifestársenos este alcance que lo abarca todo? Comprendiendo la naturaleza de Dios y aceptando que, en realidad, somos Su semejanza, Su reflejo perfecto.
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