Las relaciones entre patronos y obreros no son una excepción a la regla de que los problemas más difíciles se pueden resolver mediante la oración. La Ciencia Cristiana explica cómo la curación de toda discordancia comienza con el reconocimiento de la omnipresencia y el poder infinito de Dios. Esa oración incluye el reconocimiento del hombre como espiritual, no mortal o material, y de su relación armoniosa con Dios como Su idea espiritual.
Los conflictos de intereses entre naciones, entre gobiernos e individuos o grupos de individuos, entre padres e hijos y entre patronos y obreros forman parte de la limitación de la existencia mortal y pueden ser sanados en la medida en que comprendemos la totalidad de Dios y la irrealidad de todo lo que sea desemejante a Él.
El conflicto entre patronos y obreros puede describirse como una lucha en la que un grupo de mentes están insatisfechas con lo que tienen y otras tienen temor de perder lo que poseen. El reconocimiento de la hermandad del hombre es esencial para resolver estas disputas de manera científica. El entendimiento de que Dios es el Padre de todos, la única Mente de todos, y de que Él provee ampliamente para todos Sus hijos destruye el odio, la envidia y la desconfianza. Ningún hijo de Dios está privado de lo que en justicia es suyo.
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