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[Original en español]

Siendo yo aún adolescente, vivía con un familiar que se hallaba muy...

Del número de mayo de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Siendo yo aún adolescente, vivía con un familiar que se hallaba muy enfermo. Fue a visitarlo un amigo que había sanado de diabetes por medio de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Aunque esto nos llamó la atención, no nos interesamos en estudiar esta Ciencia en aquella época.

Dos años más tarde unas desagradables y dolorosas llagas comenzaron a aparecerme en un brazo. Los médicos hicieron por mí todo lo posible, pero el tratamiento no trajo mejoría. Una empleada doméstica en la casa de mi cuñada me vio llorar con desesperación. Me ofreció la Ciencia Cristiana como curación para mi brazo. Al día siguiente fuimos a una reunión de testimonios en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico. El amor que sentí expresado y la seguridad de haber verdaderamente encontrado allí a Dios, marcaron el comienzo de mi curación.

Un practicista de la Ciencia Cristiana oró por mí y me ayudó a comprender que la enfermedad no es parte del ser real, pues Dios sólo crea el bien. Su eficaz oración borró para siempre toda manifestación de la enfermedad. Mary Baker Eddy dice (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 224): “El poder de Dios liberta al cautivo. Ningún poder puede resistir al Amor divino”. En los años que han transcurrido desde esta curación, cada paso de progreso espiritual ha estado señalado por la corrección de la conducta humana en todos los aspectos de mi vida.

Yo era divorciada cuando mis dos hijos, ya grandes, se trasladaron a otro país. En mis oraciones para aprender cómo sobrellevar esta separación, profundicé la definición metafísica de “hijos” en Ciencia y Salud (págs. 582–583). La primera parte dice: “Los pensamientos espirituales y representantes de la Vida, la Verdad y el Amor”. Luego encontré este mensaje profundo de Cristo Jesús (Juan 16:32): “He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Mi deseo de aumentar mi comprensión espiritual resultó en que tomara instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana. En esa época conocí a un Científico Cristiano con el cual me casé poco después. Nuestro hogar es muy feliz porque ambos tenemos una sola meta: seguir a Cristo en la vida diaria.


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