Estudiar la Biblia es una actividad gozosa. El sentido espiritual es el instrumento básico que tiene el estudiante para emprender un estudio que continuará toda la vida, y que le aportará diariamente una mayor comprensión de las ideas expuestas en la Biblia y de cómo usarlas en su vida.
Así como Roma no se construyó en un día, de la misma manera un conocimiento de la Biblia no se obtiene en una semana ni en un mes. Se requiere paciencia para persistir, y humildad para no desalentarse, sino regocijarse con cada paso de progreso. La persistencia y la constancia son cualidades de pensamiento necesarias para estudiar la Biblia con éxito. Estudiar todos los días durante sólo treinta minutos es probablemente mejor que estudiar durante todo un día cada dos o tres meses o cuando se presente una necesidad especial.
¿Por dónde comienza el estudiante de la Biblia? Si bien es bueno leer toda la Biblia por lo menos una vez al año para familiarizarse con su contenido, el estudiante pronto se dará cuenta de que esto solamente no es suficiente para alcanzar los tesoros encerrados en este Libro de libros. Para llegar a las ideas escondidas en la Biblia tenemos que profundizar, no meramente leer superficialmente.
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