Hace algún tiempo apareció una fotografía interesante en la cubierta de una revista. Era una fotografía del mundo tomada por uno de los astronautas durante su descenso a la tierra. Esta fotografía daba una nueva perspectiva que parecía hacer mucho más fácil “trabajar para el mundo”. Muchos hemos visto fotografías de la tierra tomadas por astronautas. Esos astronautas, en vez de sentirse como una partícula desamparada dentro de un globo, vieron al mundo como la partícula, y a ellos como parte de un universo más grande.
El concepto que nos formamos de una cosa o de una persona depende de desde qué punto de vista las estamos viendo. Es inútil empezar metidos dentro de un problema. Tenemos que empezar partiendo de la totalidad de Dios. Su todo poder y toda presencia son el estímulo y la condición para razonar correctamente.
Para trabajar para el mundo necesitamos la perspectiva más amplia que sea posible. Cristo Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33; Sus constantes referencias a la vida eterna mostraban la naturaleza infinita y universal de su perspectiva. Sabiendo que nuestro trabajo expresa a Dios — la Mente universal y divina — podemos confiar en que tendrá un efecto sanador. Jesús sabía que Dios no podía estar limitado o comprimido dentro de algo material. Hablando de Dios en Jerusalén a un grupo de escépticos cuyo pensamiento estaba cerrado en cuanto a posibilidades espirituales, les dijo: “Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto”. 5:37; Pero comprendiendo que Dios es Amor divino podemos empezar a ver la totalidad y omnipresencia de Dios claramente. Con su gran amplitud de visión, la Sra. Eddy escribe: “El Yo soy sempiterno no está limitado ni comprimido dentro de los límites estrechos de la humanidad física, ni puede ser entendido correctamente por medio de conceptos mortales”. Y en la misma página agrega: “Ninguna forma ni combinación física es adecuada para representar el Amor infinito”.Ciencia y Salud, pág. 256;
Esta verdad de ninguna manera le quita importancia a la maravillosa vida de Jesús, quien fue el ejemplo humano del Cristo en acción. Él demostró la comprensión que él tenía de su filiación divina. La Biblia nos dice: “Ahora somos hijos de Dios”. 1 Juan 3:2; Cuando vemos que linaje del Amor ilimitado y universal y reconocemos que Dios es el Padre-Madre universal de Su familia espiritual, rompemos la causa de la mayoría de las dificultades — los límites que quisieran segregarnos en grupos estrechos tales como raza, sexo y nacionalidad, o que quisieran tacharnos de consentidores o autoritarios, o de desvalidos o sádicos.
¿Cómo nos identificamos? Ésta es una pregunta muy importante porque nuestra respuesta determina nuestra perspectiva. En términos humanos es posible que nos clasifiquemos de acuerdo con nuestra ocupación, edad, raza, nacionalidad o posición económica o social. Es posible que pensemos que somos buenos, malos o indiferentes. Pero en términos espirituales (y, por lo tanto, verdaderos) nuestra universalidad ya está establecida, y nuestra lealtad y fidelidad son para con el Amor divino universal. Es posible que hayamos ofrecido nuestra fidelidad a algún “ismo” u “ología”, pero a menos que la naturaleza universal del Amor divino sea realmente manifestada mediante tal esfuerzo colectivo, el esfuerzo tiene poco valor.
Con las noticias adversas que nos llegan de muchas partes del mundo, a menos que nos extendamos más allá de “los límites estrechos de la humanidad física”, es posible que nos sintamos encerrados dentro de un mundo de problemas. Para trabajar con eficacia tenemos que elevar nuestro concepto de las cosas y de la gente y alcanzar la perspectiva verdadera. Recordemos que siempre es al error al que negamos, jamás a una persona o nación o partido político. A medida que rechazamos toda falsa clasificación obtenemos un punto de vista sin obstáculos acerca de la gente y de las naciones. ¿Creemos que Dios olvidó dejar que Su totalidad — la totalidad del Amor — llegara a Irlanda o a Egipto o la China? ¿O a cualquier otra parte del universo? El pensamiento que se basa sobre la totalidad de Dios produce un impacto ilimitado sobre las creencias erróneas. Un solo pensamiento apoyado por Dios, promovido por el Amor, puede producir resultados favorables. Algunas veces vemos resultados, otras veces no los vemos. Pero siempre podemos confiar en que la Palabra de Dios es más poderosa que cualquier ostentación material de fuerza.
Una joven, que era decana en una universidad, se vio enfrentada por un grupo hostil de estudiantes durante una huelga de protesta. Tenían una actitud antagónica y estaban en abierta rebeldía. La queja de los estudiantes se basaba en una información falsa, pero no querían creer que era así. Finalmente tomaron por asalto la oficina del presidente y durmieron en los corredores.
La decana, que era una activa Científica Cristiana, oró para saber que el Amor divino estaba gobernando la situación y que la unidad de todos con el Padre-Madre es la ley que gobierna toda actividad. Cuando se dio cuenta de que los elementos separatistas de resentimiento e indignación no formaban parte ni de su pensamiento ni del de los estudiantes, su ansiedad desapareció.
Encarando a los estudiantes querellantes con nueva determinación, se sintió guiada a enfrentar la situación de diferente manera. De pronto vio que la hostilidad se desvanecía, y los jóvenes estudiantes no sólo la escucharon, sino que reconocieron que estaban equivocados. La huelga terminó y los estudiantes previamente expulsados regresaron.
Esto fue una ilustración de la Verdad en acción — una fuerza poderosa. La Sra. Eddy dice: “La ‘voz callada y suave’ del pensamiento científico cruza continentes y océanos, hasta llegar a los términos más remotos del globo. La voz inaudible de la Verdad es para la mente humana ‘como un león cuando ruge’. Se oye en el desierto y en las tinieblas del temor”.Ciencia y Salud, pág. 559;
Tenemos que tener confianza. No es el tamaño del desafío lo que importa, sino cuán correctamente lo enfrentamos. No tenemos por qué esperar que quienes se estén enfrentando mutuamente en una disputa o en un campo de batalla resuelvan todos sus problemas. Esto es también nuestro desafío. Adoptar el punto de vista correcto de los que están involucrados en el conflicto, saber que realmente son espirituales — de que verdaderamente están sujetos a la Mente única y gobernados por sus leyes divinas — es nuestra parte en el proceso aclaratorio. Podemos saber que ninguno es víctima de las circunstancias — del egocéntrico nacionalismo, de la falta de oportunidades o de la explotación. Todos estamos sujetos al poder divino — al Dios infinito y único, el bien, siempre presente para dirigir nuestro pensamiento. La verdad es veraz en todas partes. La Palabra puede oírse en todas partes. Esta evaluación correcta de la situación ayuda a disminuir la tensión, acabar con la ansiedad, y abrir el camino para que se sienta el Amor universal y se actúe de acuerdo con él. A medida que nos unimos en los intereses comunes de la universalidad e imparcialidad, nos liberamos de las limitaciones que impone la clasificación por grupos.
La Sra. Eddy escribe: “Recordad siempre que el cristianismo no es sólo un regalo, sino adelantamiento hacia el Cristo; no es un credo o dogma — un fantasma filosófico — ni las opiniones de una secta que lucha por ganar poder sobre sectas en conflicto y que mortifica a la secta que se adelanta a ella. El cristianismo es un llamado imperativo del Amor divino al hombre para que se asemeje más al Cristo — para que emule las palabras y obras de nuestro gran Maestro”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 148. En la proporción en que los individuos sean motivados por cualidades semejantes al Cristo y las pongan en práctica, aumentarán el altruismo, la justicia y la honradez en el contexto colectivo — ya sea nacional, sectario o cultural.
Si empezamos con el hecho de que somos miembros de la familia universal y espiritual de Dios, gobernados por la omnímoda inteligencia del Amor, veremos la disolución de las falsas categorías y límites. La rica diversidad de talentos y recursos, compartidos, llegará a ser entonces más eficaz — individual y colectivamente.
