“Mi hijo eres tú;” Dios me ha dicho,
“yo te engendré hoy”.
Así que aquí estoy,
“hoy” — momento por momento — recién venido de Dios;
jamás abandonado, mas sostenido
en la consciencia de la Mente —¡su propia idea!
No hay lugar aquí para otra voluntad u otra acción;
no hay tiempo para pecar, envejecer y morir.
¿Dónde, en el día de hoy en el que la Mente desarrolla el bien,
pueden haber años de enfermedad, culpa, pesar, temor?
Y ¿dónde, en el hombre, que viene de la Mente,
puede haber algo aparte de Dios?—
Su ser y Su obra, ahora, en mí.
¡Hoy he sido engendrado, nacido soy del Espíritu!
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