Los profetas de antaño, leales a la realidad de que hay un solo Dios, advirtieron a la gente que debían precaverse contra el ocultismo, el cual se origina en las nieblas de la idolatría. “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios?” Isa. 8:19; preguntó Isaías. El mundo de las ilusiones parecía ejercer una poderosa atracción en los seres humanos de aquella época. ¡Y todavía lo hace!
El ocultismo — la adivinación, el sortilegio, la astrología, la magia, el espiritismo, el hipnotismo, etc.— todavía está muy latente en el pensamiento del mundo. En un período de tecnología avanzada esto parece paradójico. No sólo personas sencillas y jóvenes frívolos se dejan seducir, sino también algunas de mejor criterio. Hechizos, fascinación, encantamiento.. . ¡cuán atrayente puede parecer el sucumbir a ellos y escapar así, como por arte de magia, de la angustia, las ansiedades, y los sufrimientos de la vida! Parece fácil poner al cuidado de otros nuestros problemas, a un “especialista”, por así decirlo, y aguardar confiados a que una feliz solución se realice con la ayuda de algún fenómeno esotérico. No obstante, tarde o temprano encontraremos que la ilusión tiene corta vida y que despertar de la ilusión es amargo.
Por otra parte, recurrir a Dios en busca de iluminación requiere un esfuerzo, un despertar espiritual. Cuando estamos profundamente dormidos y sufriendo de alguna pesadilla nos alegramos de que nos despierten, pero cuando el sueño es agradable es posible que no queramos despertar. No es de sorprenderse que la Sra. Eddy declare en Ciencia y Salud: “Más vale el sufrimiento que despierta la mente mortal de su sueño carnal, que los falsos placeres que tienden a perpetuar este sueño”.Ciencia y Salud, pág. 196;
El magnetismo animal impersonal, o la mente mortal o carnal, engaña y miente. A menudo es cruel y perverso, en otras ocasiones es aparentemente hechicero y fascinante, mas no teniendo base en el Principio, Dios, carece de fuerza verdadera. Las promesas y las amenazas del error siempre son vanas.
Quienes practican las diversas formas del ocultismo y dicen que las utilizan con la buena intención de ayudar a la gente que tiene problemas, bien podrían ser tentados a usarlas también para fines menos meritorios. Un relato bíblico familiar describe a Balac tratando de persuadir a Balaam a que maldiga al pueblo de Israel. Pero la mano de Jehová estaba sobre Balaam, quien no podía desviarse del camino recto. “Porque contra Jacob no hay agüero”, dijo, “ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios!” Núm. 23:23; Balaam tuvo una intuición acerca de un importante evento que habría de ocurrir siglos más tarde: “Saldrá Estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel”. 24: 17; Vislumbró el advenimiento del Cristo en toda su gloria; el advenimiento que se manifestaría por el hombre Jesús.
Quien se apoya en Dios logra una fuerza espiritual segura, la cual es una defensa contra la atracción del hechizo terrenal y de sus procesos. El tiempo señalado es ahora, y ahora es cuando podemos conocer la obra de Dios mediante la Ciencia del Cristo, el Consolador. ¿Por qué buscar en la oscuridad el remedio para nuestros males cuando el Consolador trae la luz? En esta luz vemos la gloria de la Vida, la ternura del Amor, la justicia del Principio. Aprendiendo a comprender a Dios en Su luminosa realidad y sabiendo que Él puede impartir sólo lo que Él conoce — o sea salud, bien, pureza, acción adecuada, vida abundante — podemos amarle y confiar en Él. Él sostiene nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro en Su poderosa mano. Entonces, ¿Por qué no buscar a Dios?
Quien aprende a apoyarse en Dios no puede ser engañado por hechizos. Un joven, alumno de una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, comprobó esto. Mientras se encontraba en un viaje de estudiantes en el extranjero, los jóvenes decidieron pasar el atardecer en una discoteca. El lugar era pequeño y la atmósfera se hallaba cargada de humo. Estaba oscuro, excepto por unos rayos multicolores que giraban y giraban alrededor de los bailarines con diferentes matices procedentes de unos proyectores ubicados en el cielo raso. La música era fascinante y todos parecían estar entrando en un estado hipnótico. De pronto, el joven tuvo la sensación de que su individualidad estaba siendo amenazada. Se sintió incómodo y salió a respirar un poco de aire fresco y a procurar poner sus pensamientos en orden. Habiendo aprendido a triunfar en Dios — como Jacob lo hizo cuando luchó con el ángel Ver Gén. 32:24-30;— el joven fue protegido contra esta fase de atracción falsa. Logró una fortaleza moral que lo mantuvo espiritualmente despierto.
La ilusión de falsa libertad conduce a muchas formas de esclavitud — esclavitud a las drogas, al tabaco, al alcohol, a la sensualidad. El que podamos alcanzar el bien dejando de lado los Diez Mandamientos es también una ilusión. Ellos nunca se volverán obsoletos, absurdos o impracticables, en razón de que están basados en el Principio divino, el cual es Dios.
Nuestra seguridad, nuestra fortaleza y nuestro poder radican en nuestra comprensión del Principio divino, el cual nos da la verdadera regla de conducta basada en las enseñanzas del Cristo. Estas enseñanzas descansan en las leyes inmutables, practicables y eternas de Dios; ellas nos permiten aferrarnos firmemente a nuestra verdadera individualidad a la imagen de Dios, pura y libre.
Muchos desearían elevarse al cielo, o sea hacia el entendimiento, la inteligencia, la satisfacción verdadera, pero negligentemente dejan que un ala se les arrastre en el embeleso del magnetismo terrenal, el cual los induce hacia el sensualismo. Sintiendo una vaga atracción hacia “algo más”, despliegan un ala hacia arriba, mas deseando al mismo tiempo los halagos del materialismo. Desde luego que se requieren dos alas bien balanceadas para elevarse por sobre el materialismo. Hay que comprender que sin Principio no hay verdadera libertad.
Es sólo elevándose lo suficientemente alto en la comprensión del bien infinito, o sea, la realidad, que podemos escapar del magnetismo terrenal y encontrar el Principio divino, el cual tiernamente abraza a la creación y la mantiene en su perfección original.
Aquellos que desean emprender el ascenso en la gran aventura del bien infinito deben encontrar una dirección correcta y una regla de conducta. Ciertas directivas que Ciencia y Salud nos ofrece son por demás útiles: “Mantened vuestro pensamiento firmemente en lo imperecedero, lo bueno y lo verdadero, y traeréis éstos a vuestra experiencia en la medida que ocupen vuestros pensamientos”. Y más adelante leemos: “Fijando vuestra mirada en las realidades supernas, ascenderéis hacia la consciencia espiritual del ser, como el pájaro que ha salido del huevo y alisa sus alas para remontarse hacia el cielo”.Ciencia y Salud, pág. 261.
Comprendiendo la falsedad de la degradante atracción terrenal trabajaremos para liberar nuestro pensamiento entero — ambas alas — para un vuelo ascendente. La humildad, la ternura, la pureza, la paciencia, el amor, la confianza y la firmeza son nuestro auxilio en nuestra jornada hacia la libertad. Nos ayudan a obedecer los mandatos del Principio del universo; a buscar y a encontrar a Dios.
