¿Has intentado alguna vez encerrar un rayo de sol en una caja?
Toma una caja que tenga una tapa que puedas sacar y poner, y ábrela para que se llene de la luz del sol. Luego — lo más rápido que puedas — tápala y encierra el sol. ¿Pudiste hacerlo? Entonces, con mucho cuidado, levanta un poco la tapa y mira en el interior de la caja. ¿Está claro y brillante adentro? ¿No? Trata de nuevo. ¿Todavía no hay luz en la caja? ¡Mira! —¡El rayo de sol está jugueteando sobre la caja!
No pudo ser atrapado ni separado del sol.
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