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¿Está usted buscando empleo?

Del número de enero de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quizá usted sea una de las tantas personas que están buscando empleo. Sin embargo, no tiene por qué sentirse abrumado por la aparente magnitud del problema. Existe una solución espiritual para usted, una solución que está al alcance de todos. Involucra el apoyar su búsqueda de trabajo reconociendo cuál es su trabajo realmente.

He aquí un punto espiritual importante para todos nosotros, ya sea que estemos buscando empleo o que estemos empleados: El hombre siempre tiene algo que hacer que es más que útil. Algo que es indispensable. Ese algo es ser el hijo o el efecto de Dios, quien es la causa infinitamente bondadosa del hombre y del universo. Mary Baker Eddy nos dice: “El hombre es la expresión del ser de Dios. Si alguna vez hubiera habido un momento en que el hombre no expresara la perfección divina, habría habido entonces un momento en que el hombre no expresó a Dios, y por consiguiente un espacio de tiempo en que la Deidad no estuvo expresada — esto es, en que quedó sin entidad”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 470;

Lo primero y lo más práctico que tenemos que hacer cuando buscamos trabajo es identificarnos espiritualmente como reflejo de Dios. Debemos afirmar con toda nuestra comprensión que el hombre es la idea de Dios, el Amor divino. Que el Amor divino es a la vez el gobernador y el empleador del hombre. Y que este hombre empleado por el Amor constituye nuestra verdadera identidad.

Ya sea que en nuestra búsqueda de trabajo nuestra intuición nos lleve a revisar diariamente los avisos clasificados, o nos indique esperar hasta recibir orientación más específica de Dios, en ambos casos debiéramos mantenernos mentalmente activos, afirmando la verdad espiritual del ser. Un trabajo que todos tenemos que hacer es reconocer cuál es nuestra ocupación espiritual. Aun cuando pueden haber discrepancias acerca de cómo asegurar mejor el derecho de trabajo para todos, el derecho — y la necesidad — que cada uno tiene de conocerse a sí mismo como expresión de Dios no puede discutirse. Esta idea está plenamente empleada expresando los innumerables atributos de Dios, incluyendo la inteligencia, el amor y el buen criterio.

El hombre nunca cesa de estar completamente ocupado expresando a Dios. Pretensiones de economías en decadencia, de injusticias, inflación, deterioro en el intercambio comercial internacional, etc., no pueden minar la actividad espiritual del hombre. Comprender este hecho no significa ignorar los problemas económicos sino desempeñar un papel definitivo para aportarles solución.

Tanto la actividad como la sustancia proceden del Espíritu y, por lo tanto, no pueden separarse. Ninguna puede existir sin la otra. No puede haber actividad divina sin sustancia divina. Ésta es una ley espiritual. Y es una ley que puede ser aplicable a los problemas de escasez de empleo o de ingresos limitados. Si nos parece que estamos sin trabajo, o con poco trabajo, o con un trabajo inadecuado, podemos reconocer firmemente la presencia de la actividad y sustancia divinas. Podemos afirmar que el hombre — nuestro ser verdadero a la semejanza de Dios — no es una personalidad mortal ubicada donde no debe estar o desempeñando un trabajo inútil, sintiéndose insatisfecha y con un potencial no utilizado. Nuestra verdadera identidad está siempre manifestando activamente la naturaleza divina.

El hombre vive en la Vida divina. Aquí es donde encontramos nuestra identidad y actividad genuinas. Tratar de hallarlas en la materia sería tan absurdo como tratar de encontrar llamas en el hielo. Nuestra comprensión del verdadero papel que desempeña el hombre y de su verdadero lugar, trae como resultado la manifestación de la ley divina en los asuntos humanos. Aplicando continuamente la ley divina, podemos desprendernos de la creencia de desempleo o de empleo inadecuado. Nuestro sentido material del ser cede al sentido espiritual. Y cuando esto ocurre se producen los cambios que sean necesarios en nuestra experiencia humana. Al comprender que estamos completamente bajo la ley divina de Dios, esta ley obra benéficamente en nuestra vida e ilustra así el propósito verdadero.

No contemple la situación de estar sin trabajo como enteramente negativa. Es una oportunidad especial para reconocer más vívidamente que antes, que la inactividad y el estancamiento son mentiras acerca de Dios y del hombre. El sentido espiritual acerca de Dios y del hombre nos aporta gran consuelo. Nos asegura que ya tenemos nuestro lugar, y que — en nuestra identidad espiritual — ya estamos en él. No se trata de que hemos fracasado en encontrar nuestro lugar o que hemos sido desplazados de un buen trabajo.

La carrera de Cristo Jesús fue de incomparable valor en toda la historia. Él tenía una comprensión perfecta de cuál era su lugar y su misión. Empleó la frase “el Padre me ha enviado”. Juan 5:36. Que somos enviados por el Padre, o sea, que nuestra vida y ser están en Dios, es la verdad acerca de todos nosotros, sin excepción. A medida que comenzamos a comprender las leyes y verdades divinas que Jesús comprendió y aplicó, entonces ya no hay duda de que podemos ser cada vez más útiles y disfrutar de un empleo más recompensador.

Dios, la Vida divina, se expresa en maneras infinitamente diversas y abundantes. Comprender este hecho suaviza cualquier rigidez en los puntos de vista y conceptos preconcebidos que podamos abrigar acerca de nuestros talentos y preferencia de trabajo. Dejamos de continuar diciendo: “Sólo puedo hacer esta clase de trabajo”, o “sólo tomaré esa clase de empleo”. Si bien es cierto que siempre debemos actuar con inteligencia y criterio espirituales, haremos bien en tener la precaución de no decir impulsivamente: “Este trabajo es muy insignificante para mí”, o “ese cargo es muy superior a lo que puedo hacer”. Recuerde, Dios está siempre revelando Su compleción y perfección en el hombre, y el hombre es la imagen perfecta de Dios. En el grado en que admitimos esta compleción como la verdad acerca de nuestra identidad real, progresamos. Mediante la demostración de tales verdades, podemos prepararnos para un puesto determinado y progresar en él, y tal vez avanzar aún más para desempeñar otro. Cualquiera sea el empleo que se nos presente, cuando es el resultado de una demostración en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), somos capaces de desempeñarlo, y de desempeñarlo bien.

Reconocer cuál es nuestro verdadero trabajo no significa estar inactivos o no preocuparnos de hallar un posible empleador, o no evaluar nuestras propias capacidades con justicia cuando lo encontramos. Cuando comprendemos lo que verdaderamente es el hombre, entonces somos guiados en la dirección correcta en el momento oportuno. Cuando afirmamos lo que espiritualmente somos — y esta afirmación aporta luz espiritual a todos los detalles de nuestra vida — entonces estamos realizando el trabajo que Dios nos da para hacer. Y podemos hacerlo ahora mismo. Y ciertamente no estaremos sin trabajo.

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