La palabra “sistema” da a entender orden, un arreglo sin el cual entraría la inarmonía.
En la naturaleza vemos indicaciones del orden que caracteriza a los sistemas del universo espiritual de Dios. El Salmista cantó: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Salmo 19:1; Y en otra expresión de alabanza dijo: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra”. 139:7–10; Mediante el sentido espiritual nosotros, también, podemos ver y sentir evidencia del Principio divino en que descansa el universo.
La Ciencia Cristiana saca a luz el hecho de que la Mente divina, Dios, no es sólo el creador de toda forma e identidad verdaderas, de todo sistema verdadero y sus funciones, sino que también los mantiene y los gobierna. Debido a que Dios es Espíritu, el único creador, todo sistema verdadero tiene que ser espiritual. La creencia mortal, o falsa educación, quisiera llevarnos a aceptar como verdadero su concepto distorsionado respecto a los sistemas de Dios. Estos sistemas divinos jamás dependen de la materia. Siempre están en la Mente, el Espíritu divino, y son gobernados por ella.
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