La curación inmediata de otra persona o de nosotros mismos frecuentemente se efectúa mediante una profunda convicción de la invariable bondad de Dios y de que el hombre recibe eternamente esta bondad. Pero si acaso momentáneamente carecemos de esta convicción, y la curación no se efectúa, el tratamiento por medio de la oración en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) nos eleva a esa altitud espiritual que sana.
El tratamiento, que incluye argumento mental, requiere ser específicos, o sea, requiere un enfoque inteligente y perceptivo, adecuado al error particular involucrado en la situación a fin de anularlo. De un estudio cuidadoso y meticuloso de Ciencia Cristiana, de la experiencia en utilizarla y, sobre todo, de la inspiración, proviene la habilidad de usar en el tratamiento negaciones del error y afirmaciones apropiadas de verdad que den en el blanco. El término mismo “Ciencia Cristiana” indica comprensión y utilización de leyes claras e inmutables aplicables a la curación. La Ciencia provee a sus estudiantes no meramente con iluminación general, sino con extensas generalidades espirituales y metafísicas. Es fundamental en la Ciencia Cristiana comprender a Dios. Y nuestra Guía, Mary Baker Eddy, es notablemente específica, concienzuda, sucinta en la siguiente declaración: “Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor, infinitos, incorpóreos, divinos y supremos”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 465;
Una comprensión precisa de la Ciencia Cristiana — un conocimiento claro de sus verdades fundamentales — ayuda a que el tratamiento sea más directo, a que esté más en línea con el rayo laser de la Verdad, que trae luz sanadora dondequiera que se necesite. Tal comprensión exacta ayuda a que el tratamiento sea específico así como tan evidentemente lo es la declaración de la Sra. Eddy sobre la naturaleza de Dios. Un tratamiento inteligentemente enfocado, y respaldado por la inspiración y por la vida que se ajusta a la Vida divina, vence los principales argumentos de los sentidos que testifican de la presencia de alguna enfermedad determinada. Las verdades específicas que constituyen el tratamiento surgen de la Verdad universal y de sus leyes, las cuales son del todo evidentes en la Biblia y en los escritos de la Sra. Eddy.
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