Ya sea que estén nuestros ojos abiertos o cerrados, constantemente se nos presentan imágenes en el pensamiento. A algunas les prestamos atención consciente; otras, bien puede ser que las recibamos, alberguemos, recordemos o rechacemos inconscientemente. La consciencia humana ciertamente no es un vacío y lo que en ella albergamos tiene mucho que ver con nuestro bienestar físico.
Las ideas espirituales están siempre disponibles para mejorar la consciencia humana, para ayudar y sanar. Más que conceptos intelectuales, y muy alejadas de las impresiones de los sentidos, tales ideas constituyen el verdadero conocimiento.
Un versículo favorito de las Escrituras declara: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” Salmo 139: 17. Y otro versículo se expresa como si Dios, quien es la fuente de estos mensajes divinos, nos dijera: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isa. 55:9.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!