Ya sea que estén nuestros ojos abiertos o cerrados, constantemente se nos presentan imágenes en el pensamiento. A algunas les prestamos atención consciente; otras, bien puede ser que las recibamos, alberguemos, recordemos o rechacemos inconscientemente. La consciencia humana ciertamente no es un vacío y lo que en ella albergamos tiene mucho que ver con nuestro bienestar físico.
Las ideas espirituales están siempre disponibles para mejorar la consciencia humana, para ayudar y sanar. Más que conceptos intelectuales, y muy alejadas de las impresiones de los sentidos, tales ideas constituyen el verdadero conocimiento.
Un versículo favorito de las Escrituras declara: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” Salmo 139: 17. Y otro versículo se expresa como si Dios, quien es la fuente de estos mensajes divinos, nos dijera: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isa. 55:9.
Cuando mantenemos estos pensamientos más elevados — las ideas divinas — éstos influyen en nuestra experiencia humana. Se producen curaciones físicas y los estragos de las imágenes sensorias relacionadas con el tiempo cesan. Esto obviamente es una actividad mental, mas no es sólo humanamente mental, sino espiritualmente mental. El origen de estos pensamientos es Dios, y el impulso de ellos — la proyección, podríamos decir, la fuerza que los trae al pensamiento humano — es el Cristo.
En un párrafo con el título marginal “La dote del Amor” encontramos las siguientes palabras de la Sra. Eddy: “La Mente inmortal alimenta el cuerpo con frescura y belleza supernas, suministrándole bellas imágenes del pensamiento y destruyendo los sufrimientos de los sentidos, que cada día se acercan más a su propia tumba”.Ciencia y Salud, pág. 248.
Nuestra Guía recurría al conocimiento agudo que durante años había abrigado respecto a la naturaleza de sus pensamientos; examinaba honestamente sus pensamientos y evidentemente no se resisitía a estar a solas con ellos. Más importante aún, firmemente se mantuvo en el umbral mental que le permitió recibir estas “bellas imágenes del pensamiento”.
Cuanto más recibimos y albergamos estas imágenes y comprendemos su origen y la dinámica de su presentación, menos vulnerables somos a las falsas proyecciones de los pensamientos mortales. Tal entendimiento también nos alerta a rechazar la tentación de proyectar el pensamiento mortal.
Una teoría de curación física hoy en día es que la gente puede proyectar imágenes sobre su cuerpo y así sanar, teoría que no está aceptada en la práctica médica general. Si la enfermedad ha lesionado, digamos, un pulmón, se supone que uno puede cambiar ese pulmón manteniendo en el pensamiento la imagen de un pulmón sano. A veces la gente confunde esta clase de proyección del pensamiento humano con el tratamiento según la Ciencia Cristiana. Mas si se hiciese un análisis de un método de proyección del pensamiento, ¿no incluiría acaso este análisis la deducción de que la enfermedad es mental, o inclusive imaginada? ¿Y que un concepto material mental (imaginado, si se desea) es adecuado para curarlo? La Ciencia Cristiana pone bien en claro que “la enfermedad es algo más que mera imaginación”; entonces, naturalmente se requeriría algo más que proyectar una imagen mental mortal para sanarla. La declaración completa por la Sra. Eddy es: “La enfermedad es algo más que mera imaginación; es un error humano, una parte constituyente de lo que comprende el todo de la existencia mortal, es decir, la sensación material y el engaño mental”.No y Sí, pág. 4.
Cualquier intento de proyectar imágenes dentro de la mente humana y sobre el cuerpo es la antítesis de la Ciencia Cristiana. Las prácticas que intentan manipular el pensamiento humano, y que pasan por alto el gobierno moral, espiritual del Cristo, datan de muchos siglos. Reaparecen en formas antiguas y nuevas. Las teorías de la meditación requieren que contemplemos paisajes hermosos, apacibles para un relajamiento saludable; los avisos que apelan al subconsciente proyectan imágenes que inducen los hábitos de desear y comprar; las obras siniestras de la magia negra se esfuerzan por proyectar imágenes destructivas y corruptivas. Al tratar sobre algunas teorías y sistemas de la “curación por la mente” la Sra. Eddy escribe: “Tales teorías no tienen relación con la Ciencia Cristiana, que descansa sobre la comprensión de Dios como la única Vida, sustancia e inteligencia, y que excluye la mente humana como factor espiritual en la obra sanadora”.Ciencia y Salud, pág. 185.
La Ciencia Cristiana libera a la mente humana de la creencia de que tiene el poder de proyectar el pensamiento; en vez, la mente humana es bendecida y transformada por las impresiones mentales de la Mente divina. Éstas son ideas de la Verdad universal y son sostenidas por la ley divina. A medida que estas impresiones regeneran la consciencia humana, nuestra mentalidad es menos humana, y es más un reflejo de la divina. En el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, leemos: “El resplandor creciente y el pleno fulgor de las ideas infinitas, o imágenes de Dios, señalan los períodos de progreso”.Ibid., pág. 511.
El progreso de la raza humana depende de la receptividad de la humanidad para aceptar estas ideas o imágenes divinas. El Cristo está siempre presente para proporcionar no sólo hermosas sino también saludables imágenes de pensamiento. Cuanto más comprendamos el poder del Cristo actuando y enriqueciendo nuestra consciencia, tanto más sano será nuestro pensamiento y estará menos influido por lo mortal. Y el aura de nuestro pensamiento que los demás perciben bendice con las impresiones sanadoras e imágenes de ideas espirituales, que se hallan en Dios y proceden de Él.