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¿Qué es la Biblia?

Primera parte: Un examen

Del número de junio de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las principales religiones del mundo, tales como el judaísmo, islamismo, confucianismo, taoísmo, budismo e hinduismo, todas tienen una colección de escritos que tratan sobre Dios. En el cristianismo a este conjunto de escrituras sagradas se lo llama la Biblia.

La Biblia presenta la historia de la búsqueda de la humanidad por un Ser Supremo y muestra la revelación gradual de Dios a ella. La Biblia registra en sus varios capítulos las luchas, los fracasos y las victorias de individuos y naciones. Enseña cómo la fidelidad a las exigencias divinas conduce al éxito y a la victoria, mientras que la infidelidad o la deslealtad a Dios siempre termina en fracaso y requiere que desandemos nuestros pasos.

La Biblia nos habla acerca de Dios, de Su creación, y de la relación que existe entre Dios y Su idea, el hombre. Además, la Biblia nos enseña cómo poner en práctica esta relación en nuestra vida si seguimos fielmente las estipulaciones divinas que se encuentran en la Biblia, especialmente en los Diez Mandamientos y en el Sermón del Monte.

La Biblia, entonces, trata acerca de Dios y del hombre: acerca de nosotros. Describe a Dios como el único creador, el único legislador y gobernador, el Padre de todos nosotros, el sostenedor de nuestros hogares, el preservador de nuestra individualidad, el Pastor que guía y guarda nuestros pasos. La Biblia expone el tierno cuidado de Dios por Su creación, el hombre. [Ver (1) sección Lectura adicional al final de este artículo.]

La Biblia mantiene a través de todas sus páginas la verdad acerca de la existencia de un solo Dios y nos manda negar la existencia de otros dioses. Dios es Uno, y no hay nada que iguale Su poder o que comparta Su gobierno sobre el mundo. Por tanto, la religión de la Biblia es una religión monoteísta cuyos seguidores creen en un solo Dios, reconocen a un solo Dios, adoran a un solo Dios.

En la Biblia también encontramos descripciones sobre cómo debemos comportarnos y cómo no debemos comportarnos. Entonces, si deseamos tener una vida de progreso y evitar las equivocaciones, podemos aprender a hacerlo conociendo las historias de la Biblia y familiarizándonos con sus personajes. Estos personajes nos enseñan las cualidades de pensamiento que deben expresarse y las que deben rechazarse. Por ejemplo, cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, nos enseñó a ser humildes, afectuosos y serviciales. (2) Cuando leemos cómo los discípulos se durmieron en el huerto de Getsemaní aun cuando Jesús les había pedido que velasen, nos damos cuenta de que debemos velar siempre. (3) “Como adherentes de la Verdad, tomamos la Palabra inspirada de la Biblia como nuestra guía suficiente para la Vida eterna”, nos dice la Sra. Eddy en la página 497 de Ciencia y Salud, el libro de texto de la Ciencia Cristiana. (4)

Mediante el índice en las primeras páginas de la Biblia, vemos que ésta se compone de dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Si contamos los libros que pertenecen al Antiguo Testamento vemos que se compone de treinta y nueve libros. Y el Nuevo Testamento, de veintisiete. En total hay sesenta y seis libros en la Biblia. Por tanto, la Biblia representa una pequeña colección de libros en la que los autores describen cómo Dios reveló Su naturaleza a algunas personas en diversos momentos y en diversas ocasiones.

Estos sesenta y seis libros son escritos inspirados acerca de estas personas a quienes Dios se les reveló, y se llaman los libros canónicos. Fueron seleccionados de entre otros libros, incluso los llamados escritos apócrifos, entre los años 400 a. C. y 400 d. C. El énfasis que Martín Lutero puso en esta distinción en el siglo dieciséis dio lugar a que finalmente fueran eliminados los libros apócrifos de la mayoría de las versiones protestantes de la Biblia. La Sra. Eddy se refiere a las escrituras canónicas en la Nota Explicativa impresa en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, la cual lee el Primer Lector todos los domingos antes de la Lección-Sermón. Aquí la Sra. Eddy pone en claro que los únicos escritos que se usan en la Lección-Sermón son de los libros canónicos de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana.

¿Qué clase de literatura contienen los sesenta y seis libros que componen la Biblia? Supongamos que queremos, por ejemplo, leer poesía, ¿en qué páginas la encontraríamos? Pues, en el libro de Salmos. El libro de Salmos es una colección de poemas que alaban y glorifican la majestad de Dios y describen cómo Él cuida y gobierna a Su creación. (5) ¿Dónde más encontramos poemas en la Biblia? En Proverbios, que son una colección de frases sabias que amonestan al individuo para que evite las equivocaciones y los escollos de los malos pensamientos y acciones. (6)

También encontramos poesía en los libros proféticos de la Biblia. Isaías, Jeremías, Amós, Oseas y los otros profetas, con frecuencia hablaban a sus contemporáneos en verso. Les hicieron ver a los hijos de Israel las maneras de pensar que eran vanas e infructuosas, y les mostraron cómo pensar y vivir constructivamente mediante el reconocimiento de la totalidad y omnipotencia de Dios. En poesía, el libro de Isaías le dice al pueblo que confíen en Dios: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra”. Isa. 45:22.

Si deseamos leer algunos cánticos, los encontramos en los Salmos. Éstos incluyen muchos cantos de gratitud. Alaban a Dios, quien redimió a individuos del infortunio, de la pobreza, de los peligros de la guerra y la enfermedad, y de otros males. Entonces tenemos los cánticos de personas como Moisés y María, y el cántico de Débora. (7) Los registros en la Biblia dicen que Pablo y Silas cantaban mientras estaban en la prisión. (8) En otras páginas vemos que la gente, cuando se veía enfrentada por situaciones difíciles, sentía la necesidad de alabar a Dios. Esa gente demostró que el corazón que canta triunfa. No se puede cantar alabanzas a Dios y al mismo tiempo pensar en discordias y dificultades. Por ello los cánticos constituyen una parte importante de la Biblia.

Si queremos aprender sobre algunas leyes de Dios, podemos recurrir a los libros de Éxodo y Deuteronomio. La más famosa declaración de ley en la Biblia se encuentra en Éxodo 20, en los Diez Mandamientos, que representan la revelación de la ley divina dada a Moisés. (9) Estos Mandamientos le dieron a los hijos de Israel en su tiempo, y nos dan hoy en día, la base para la verdadera moralidad pues despiertan la consciencia para poder distinguir entre el bien y el mal. Cuando los obedecemos, estamos haciendo la voluntad de Dios. Estamos honrando Su ley, la ley del justo Legislador.

Los cuatro primeros mandamientos (vv. 3–11) indican nuestra obligación para con Dios. El próximo, que comienza “Honra a tu padre y a tu madre...”, indica nuestra obligación para con Dios, y para con nuestros padres humanos. Y los últimos cinco mandamientos (vv. 13–17) muestran las obligaciones que tenemos para con nuestro prójimo. Por tanto, los Mandamientos nos enseñan a amar y a adorar a un solo Dios, a respetar a nuestros padres, a amar la paz, a ser puros, honrados, rectos, generosos. La Sra. Eddy se refiere al Primer Mandamiento y dice: “ ‘No tendrás otros dioses delante de mí’ (Éxodo, 20:3). El Primer Mandamiento es mi texto favorito. Demuestra la Ciencia Cristiana”.Ciencia y Salud, pág. 340.

Si queremos leer acerca de Jesús, por supuesto que buscaríamos en el Nuevo Testamento. Los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan son descripciones de la vida de Cristo Jesús, cuyo solo propósito era dar testimonio de la verdad acerca de Dios y del hombre.

Si tuviéramos que preparar un discurso y quisiéramos saber de qué manera prepararlo, la Biblia nos da muchos ejemplos de sermones o discursos. El Sermón del Monte de Jesús, que es una guía para llevar una vida verdadera y para pensar correctamente, nos dice los estados de consciencia que tenemos que expresar, y los que tenemos que rechazar. Despierta en nosotros el deseo de ser semejantes al Cristo. (10) También hay otros bellos discursos en la Biblia. Piensen en el discurso de Pablo en Atenas, en el cual rechazó la creencia de adorar a Dios ignorantemente y explicó a sus oyentes la verdadera naturaleza y carácter del Ser Supremo. Los discursos de despedida de Moisés y Josué y el discurso de Salomón en la dedicación del templo son otros buenos ejemplos. (11)

[Continúa el próximo mes]

Lectura adicional

(1) Los siguientes pasajes describen a Dios como Legislador, creador, Padre, gobernador, Pastor, preservador:

Legislador: 2 Crón. 20:6
Salmo 66:7;
103:19

creador: Isa. 45:8, 12, 18;
43:15; 40:28
Ecl. 12:1

Padre: Mal. 2:10
Mateo 6:9

gobernador: Salmo 22:28;
67:4

Pastor: Salmo 23:1; 80:1

preservador: Salmo 121:7;
16:1; 32:7.

(2) Juan 13:3–17.

(3) Mateo 26:36–46.

(4) Otro ejemplo se encuentra en Lucas 17:12–19. ¿Qué nos enseña la historia de los diez leprosos? ¿Qué podemos aprender de aquel que regresó a donde estaba Jesús? ¿Qué podemos aprender de los nueve que no dieron gracias?

(5) Leer Salmo 103, y buscar en los versículos por qué se debe alabar a Dios. Por ej. v. 2: Alabamos a Dios para reconocer todo lo que Él ha hecho por nosotros; v. 3: Alabamos a Dios porque Él nos perdona y nos sana. También leer Salmos 105 y 107.

(6) Prov. 4:5–15. Ver cuán importante es ser sabio y comprensivo. ¿Qué hace la sabiduría?

(7) Éx. 15:1–21; Jueces 5.

(8) Hechos 16:16–40. ¿Cuál fue el resultado cuando Pablo y Silas cantaron alabanzas a Dios?

(9) Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo, capítulo 20, y están divididos en versos de la siguiente forma:
Primer Mandamiento: versículo 3
Segundo: versículos 4–6
Tercero: versículo 7
Cuarto: versículos 8–11
Quinto: versículo 12
Sexto: versículo 13
Séptimo: versículo 14
Octavo: versículo 15
Noveno: versículo 16
Décimo: versículo 17.

(10) El Sermón del Monte está en Mateo, capítulos 5–7. Las Bienaventuranzas se encuentran en el capítulo 5:3–12. Leer las Bienaventuranzas y ver qué cualidades éstas requieren que expresemos.

(11) El Templo era el lugar de veneración en Jerusalén. Los discursos de Moisés, Josué y Salomón se encuentran en Deuteronomio 33, Josué 24, y 2 Crónicas 6. El discurso de Pablo está en Hechos 17.

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