El practicista de la Ciencia Cristiana tiene la gran y fundamental responsabilidad de reconocer la habilidad de Dios para sanar el caso que tenga a mano. La Sra. Eddy dice: “La Verdad produce el efecto, y tenéis que entender y obedecer el Principio divino de vuestra demostración”.Ciencia y Salud, pág. 456.
El practicista tiene que discernir la Verdad eterna, la cual “produce el efecto”. Tiene que aceptar la Verdad y estar agradecido de ella, tiene que reconocerla y experimentarla. De ese modo la demuestra.
No trata de hacerse cargo del lugar de Dios y hacer él mismo la curación; más bien, él es el divinamente designado para atestiguar la obra que Dios, la Verdad, está siempre haciendo mediante el Cristo, la idea verdadera. Le es tranquilizador y fortificante afirmar en las palabras de Job: “[Dios] llevará a efecto lo que está ordenado para mí; y muchas cosas parecidas a estas tiene en su mente”. Job 23:14 (según Versión Moderna). Y en las palabras del Salmista: “Clamaré a Dios, el Altísimo, al poderoso Dios que lo cumple todo por mí”. Salmo 57:2 (según Versión Moderna).
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