Durante un fin de semana, cuando mi esposa no se hallaba en la casa, me enfermé de lo que parecía ser cálculos en los riñones. El domingo siguiente tenía la obligación de servir como ujier principal en nuestra filial, y no quería estar ausente. Así pues llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana pidiéndole ayuda. La practicista me recomendó que estudiara la palabra “consciencia”, lo cual hice durante todo el sábado usando las Concordancias de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy afirma: “La consciencia espiritual y no la corporal es la que se necesita. El hombre salvado del pecado, la enfermedad y la muerte presenta la verdadera semejanza o el ideal espiritual”. Este pasaje me convenció de que lo que tenía que reclamar en la consciencia no era lo que yo estaba creyendo que sentía, sino lo que realmente yo era: el linaje perfecto de Dios. También una declaración de la página 273: “No hay verdad material”, me hizo ver que aun cuando los síntomas físicos parecían muy reales solamente eran una creencia mortal, un concepto equivocado. Mi estudio continuo aumentó mi convicción de que es imposible que pueda haber leyes contrarias a Dios, porque Su ley es suprema. La curación de Cristo Jesús del enfermo en el estanque de Betesda (Juan 5:2–9), me enseñó que al abandonar las limitaciones materiales y aceptar conscientemente el poder divino, que todo lo abarca, la inarmonía desaparece. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud, pág. 276: “Si se admite que Dios es la única Mente y Vida, cesa de existir ocasión alguna para el pecado y la muerte”.
Esa tarde llamé a la practicista para decirle que había sanado. Ella me dijo: “Lo sentí, lo sabía”. Dormí bien esa noche, y a la mañana siguiente estaba en mi puesto de ujier, mejor que nunca. Nuestro Primer Lector tenía que estar ausente el próximo miércoles, y la comisión directiva me pidió que lo reemplazara. Al estudiar la palabra ‘consciencia’ encontré tantas declaraciones inspiradoras que pude usarlas en las lecturas de la Biblia y Ciencia y Salud que preparé para la reunión de testimonios del miércoles. De esta manera, una mayor comprensión del divino Todo, no solo contribuyó a mi curación, sino que me dio un tema para las lecturas que pude compartir con los demás.
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