No sería exagerado decir que el aire hoy día está colmado de una diversidad de voces que claman por tener acceso al pensamiento del individuo. Mas hay cierto consuelo en saber que uno está en libertad de elegir lo que se desea escuchar y sintonizar correctamente. Sin embargo, hay mayor consuelo en comprender — por medio de lo que la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) enseña acerca de la Mente, el hombre y la acción mental — cómo se puede mantener la independencia mental, defendiéndose de los pensamientos que sutilmente perjudican y de las influencias mentales destructivas.
La base de esta defensa se encuentra en las verdades fundamentales de la Ciencia: que Dios es la única Mente verdadera, omnipotente, que todo lo abarca y que es sólo el bien; y que el hombre, como imagen o idea de Dios, tiene una relación directa, inmediata e indestructible con esta Mente, Dios, porque es el reflejo de la Mente. El entendimiento humano de estas verdades, fortalecido por una percepción espiritualmente científica de las leyes de Dios (una percepción tan clara y completa que el individuo deja fielmente que estas leyes gobiernen sus pensamientos), lo sostiene y le inmuniza de la inoculación o manipulación mentales.
La necesidad de esta defensa mental acaso sea ahora más apremiante que nunca. El método y medios espiritualmente científicos de esta defensa están expuestos en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, un hecho que ilustra la contemporaneidad y el carácter práctico de este libro, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Sus avanzadas percepciones no sólo están a la altura de los tiempos sino que se adelantan mucho a ellos.
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