Esta historia verídica está escrita para cualquiera que crea que no es bueno en matemáticas, español, inglés, química, etc.
David pensaba que él no era bueno en algunas materias. Al menos eso era lo que habían dicho sus maestros del primer año de secundaria, y las calificaciones que sacaba parecían darles la razón. A pesar de que él trataba de esforzarse, las cosas no parecían mejorar. Especialmente en álgebra.
Un día, al ver que era casi el último de la clase, su mamá le sugirió que llamara a una amiga de ella que practicista de la Ciencia Cristiana, para que lo ayudara a orar por este problema. David pensó que por hablar con ella las cosas no iban a empeorar. De modo que la llamó. Después fue a la casa de la practicista y hablaron sobre ello. Estuvieron de acuerdo en que ambos iban a orar. La practicista ayudó a David a comprender más acerca de Dios y a ver más claramente, que él, como hijo de Dios — Su idea — expresaba todas las cualidades que Dios le había dado. Por tanto, reflejaba cualidades tales como inteligencia y percepción
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!