Dondequiera que estés
o creas estar,
separado jamás estarás
del divino Amor.
Los ataques enemigos,
las arremetidas envidiosas,
el susurro de las murmuraciones,
— nada de esto es verdadero —
nada puede cambiar
tu destino,
que está respaldado por la Palabra,
y amorosamente formulado
por tu Padre-Madre.
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