Cristo Jesús comparó el reino de los cielos con “un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mateo 13:45, 46). Hace unos diez años conocí la Ciencia Cristiana por medio de un amable amigo, quien percibió mi anhelo de ser más espiritual. Por esto sabía que había encontrado la perla preciosa. ¡Y no la iba a perder!
Devoré los escritos de la Sra. Eddy. La Biblia era para mí la voz viviente del Amor, la Verdad y la Vida. Busqué diligentemente soluciones para los problemas de la vida, y por medio de mi estudio de la Ciencia Cristiana obtuve extraordinarias curaciones y regeneración.
No había una manera mejor de expresar mi gratitud a Dios por su gracia salvadora que compartir la Ciencia Cristiana con quienes estaban cerca de mí. Mi estudio de las Escrituras y de los escritos de la Sra. Eddy me liberaron de varios hábitos malos. Pronto le dije adiós al alcohol y al cigarrillo. Mientras leía el libro de la Sra. Eddy, Ciencia y Salud, me recuperé de una severa enfermedad que había sido diagnosticada como hepatitis.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!