Las raíces del cristianismo se han de encontrar en las Sagradas Escrituras, las cuales revelan, mediante las experiencias de un pueblo sumamente religioso, la naturaleza y el carácter de Dios. El mensaje de la Biblia para la sufriente humanidad es uno de redención, regeneración, salvación e inmortalidad.
El monoteísmo, o sea, el reconocimiento y adoración de un solo Dios, es un tema predominante de la Biblia. La búsqueda de la Tierra Prometida por parte de los israelitas y la revelación de la ley moral en los Diez Mandamientos ilustran las responsabilidades provenientes de la disciplina espiritual. La inspirada previsión de los profetas y su capacidad para manifestar claramente la ley de Dios, la esperanza sobre el Mesías, el ministerio de Cristo Jesús, la predicación del evangelio, todo esto son los tonos familiares que forman la tradición central y primaria de la Iglesia cristiana. Los cristianos se han unido en la adopción de la Biblia como el centro de su fe y reconocen su instrucción, revelación y registro de la ley divina.
La Sra. Eddy aprendió bien las enseñanzas y las promesas de las Escrituras. Ella se crió en una familia de creyentes cristianos. La lectura de la Biblia era parte de su vida familiar, y el culto público en una iglesia cristiana era habitual. Cuando un estado continuo de buena salud parecía difícil de conseguir, su madre le leía los mensajes de esperanza que la Biblia contiene.
Un invierno, años después, la Sra. Eddy se cayó en una calle cubierta de hielo lastimándose seriamente. Sus amigos llamaron a un médico. Pasaron tres días y sus amigos tenían pocas esperanzas de que se recuperara. Ella recurrió a la Biblia y empezó a leer el relato de la curación de un paralítico efectuada por Jesús. Al meditar sobre ello tuvo un sentido iluminado de las enseñanzas de Jesús. El espíritu de estas palabras de él fluyó dentro de ella: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14:16.
Espontáneamente le vino una convicción irresistible de que su vida estaba en Dios. Comprendió por primera vez que Dios es la única Vida, la única autoexistencia, y esta convicción la sanó. “Mi inmediata recuperación de los efectos de una lesión causada por un accidente, una lesión que ni la medicina ni la cirugía acertaban curar”, escribió más tarde, “fue la caída de la manzana que me condujo al descubrimiento de cómo estar bien yo misma y de cómo hacer que otros lo estén”.Retrospección e Introspección, pág. 24.
Durante un período de varios años, hizo un estudio concienzudo de las Escrituras, tratando de encontrar su más profundo significado. Después de mucha oración, de mucho razonamiento y crecimiento espiritual, de mucha experiencia, discernió la verdad del ser que Cristo Jesús empleó y enseñó a sus discípulos.
“Para seguir estas indicaciones de la revelación científica, la Biblia fue mi único libro de texto”, explica la Sra. Eddy. “Las Escrituras se iluminaron; la razón y la revelación se reconciliaron, y después la verdad de la Ciencia Cristiana fue demostrada”.Ciencia y Salud, pág. 110. Mediante esta investigación llegó a la conclusión de que la curación no es milagrosa, ni un misterio sobrenatural, sino que está basada en el procedimiento ordenado de la ley espiritual: lógica, razonable, demostrable. Se dio cuenta de que el error, o mal, no necesita ser explicado excepto para explicar que no existe, para exponer su irrealidad. El error no es sino una supuesta contradicción de la Verdad revelada. Partiendo de esta base descubrió que el error y la creencia en él podían ser destruidos.
Siguió adelante para estar segura de que su curación no era un caso aislado. Aplicando su comprensión de la ley espiritual a los casos de aquellos que vinieron a ella en busca de ayuda, fue capaz de sanar a otros. Este éxito convenció a la Sra. Eddy que había descubierto las leyes divinas que Jesús empleó en su ministerio. Admite con franqueza: “La Ciencia divina deriva su sanción de la Biblia, y el origen divino de la Ciencia se demuestra en la santa influencia de la Verdad, al curar la enfermedad y el pecado”.Ibid., pág. 146.
Estas curaciones también confirmaron su discernimiento de que creer que el bien puede engendrar el mal, o que la Mente crea a la materia, es inconsecuente con la ley divina. Cristo Jesús comprendió y enseñó esto diciendo: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Mateo 7:16.
Utilizando esta verdad básica de que todo lo que Dios hizo es bueno y real, de que todo lo que Él no hizo es malo e irreal, la Sra. Eddy demostró que su premisa era correcta. Basándose en esta convicción escribió Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, el libro de texto de la Ciencia Cristiana. Ella nos recuerda: “La prueba de que el sistema expuesto en este libro es cristianamente científico estriba en el bien que este sistema está realizando, porque cura sobre la base de un Principio divino y demostrable que todos pueden entender”.Ciencia y Salud, pág. 546.
¿Qué son las leyes de Dios? ¿Cuáles son los reglamentos espirituales en los que Jesús dependió durante su exitoso ministerio? Las leyes morales que fueron reveladas a Moisés son parte esencial de éstos. Definen nuestro deber para con Dios y para con nuestro prójimo. El primer mandamiento es el cimiento sobre el cual todos los otros están basados: que no hay más que un solo Dios, una sola causa, un solo creador.
El cristianismo está unido en su adoración de un solo Dios. Cristo Jesús hizo claro que el monoteísmo era fundamental para sus enseñanzas y ejemplo. La Sra. Eddy discernió esto como la fundación misma de la Ciencia divina. Escribe: “El Primer Mandamiento es mi texto favorito. Demuestra la Ciencia Cristiana. Inculca la trinidad de Dios, el Espíritu, la Mente; significa que el hombre no debe tener otro espíritu o mente sino Dios, el bien eterno, y que todos los hombres han de tener una Mente. El Principio divino del Primer Mandamiento es la base para la Ciencia del ser, por la cual el hombre demuestra salud, santidad y vida eterna”.Ibid., pág. 340.
Cristo Jesús basó sus enseñanzas sobre lo que podríamos llamar un resumen de los Diez Mandamientos; es decir, que ha de amarse a Dios supremamente, y que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Él capacitó a sus seguidores para que vieran que Dios es Espíritu, que Él es perfecto, el bien, y que el hombre es la expresión de las cualidades de Dios. Estos hechos son la base de las leyes que Jesús utilizó para regenerar al pecador, sanar al enfermo, resucitar los muertos. Debido a que únicamente Dios es el Padre, el hombre no está sujeto a ninguna otra causa. Debido a que Dios es perfecto, el hombre expresa perfección. Ya que Dios es bueno, el hombre es la manifestación de la bondad; que Dios es Espíritu sólo puede significar que el hombre es espiritual. Cualidades como las del Cristo tales como el afecto, la compasión, el perdón, el valor, expresan la realidad de que Dios es Amor.
Estas leyes están en vigor hoy en día y están expresadas en términos comprensibles en Ciencia y Salud. Nada las ha cambiado. Cruzan cual hilo dorado toda la narración bíblica y están tan accesibles hoy en día como lo estuvieron cuando Jesús las enseñó y utilizó.
La Sra. Eddy se refiere a la Biblia con frecuencia. Comenta: “La verdad central de la Biblia es la superioridad del poder espiritual sobre el poder físico”.Ibid., pág. 131. Y en otra parte declara: “La Biblia contiene la receta para toda curación”.Ibid., pág. 406.
En Ciencia y Salud se encuentran más de quinientas citas directas de la Biblia y se hace alusión a muchas más. Esto revela que la Sra. Eddy se apoyaba continuamente en la autoridad de las Escrituras, que percibía la parte clave que desempeñan en la salvación de la humanidad, y revela además su devoción a los orígenes espirituales de éstas de acuerdo con lo que Cristo Jesús demostró. La Sra. Eddy es la autora de los artículos de fe de la Ciencia Cristiana, el primero de los cuales dice: “Como adherentes de la Verdad, tomamos la Palabra inspirada de la Biblia como nuestra guía suficiente para la Vida eterna”.Ibid., pág. 497.
Ciencia y Salud provee el método, el modus operandi, del cristianismo primitivo, que capacita a los cristianos de todas partes para que comprendan y vivan “el Espíritu de verdad” prometido por Jesús cuando dijo que enviaría a otro Consolador que permanecería con la humanidad para siempre. Ver Juan 14:16, 17. Este libro capacita al estudiante de la Biblia para demostrar por sí mismo la validez de los preceptos bíblicos en su propia experiencia.
Ciencia y Salud revela la estabilidad de la enseñanza bíblica, hace una distinción clara entre lo espiritual y lo material, lo real y lo irreal, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo.
Ciencia y Salud ha demostrado su veracidad mediante innumerables curaciones. Su capítulo final, “Los Frutos de la Ciencia Cristiana”, consiste de cien páginas de testimonios dados por personas que han experimentado la curación física y mental mediante la lectura y el estudio del libro. Relatos similares aparecen regularmente en las páginas del Heraldo, y en el The Christian Science Journal y el Christian Science Sentinel. Ellos dan testimonio del poder del Cristo, la Verdad, como se revela en el libro de texto de la Ciencia Cristiana.
Ciencia y Salud ofrece la potencialidad para una unidad cristiana más amplia, restaurando la fuerza y el vigor del cristianismo primitivo. Esta potencialidad está a mano para que todos la comprendan y utilicen. Su mensaje cumple la promesa de Cristo Jesús: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Juan 14:12.
El cristianismo es bendecido sin medida por el consagrado estudio que la Sra. Eddy hizo de las Escrituras, por su consagrada devoción al significado espiritual de ellas cuando escribió Ciencia y Salud. La aportación que ella ha hecho a la unidad cristiana es el resultado de su dedicación a la verdad que a ella le fue revelada y a su práctica de ésta. Ella confirmó el origen divino de esta revelación en su ministerio sanador. La perpetuidad de este ministerio cristiano se hace posible mediante Ciencia y Salud.