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Nuestra defensa espiritual—2

Rompiendo las cadenas del materialismo

Del número de septiembre de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Tengan ellos dominio...” Gén. 1:26 (según Versión Moderna).

— La Biblia, refiriéndose al hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

“La Verdad trae los elementos de la libertad”.Ciencia y Salud, pág. 224.

“El Amor es el libertador”.Ibid., pág. 225.

Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, hablando sobre la libertad y el dominio que Dios ha concedido a la humanidad.

La conmemoración del Día de la Independencia de una nación, es una buena oportunidad para considerar dónde nos encontramos en la marcha hacia la libertad individual y colectiva.

Lo que nos encadenaría es el materialismo en todas sus formas: la enfermedad, el sufrimiento, el egoísmo, la lucha, la pobreza, la ignorancia, el temor, las maneras de pensar y de proceder pecaminosas. Éstas son las cosas que nos esforzamos por vencer mediante el dominio que Dios ha otorgado al hombre.

Lo que nos libera es la espiritualización del pensamiento, el reconocimiento de la relación del hombre con Dios, el Espíritu, la Verdad y el Amor divinos, que imparte todo bien. Comprender y demostrar la ley divina de libertad, nos permite romper los lazos del materialismo y experimentar más del dominio que Dios da al hombre.

Podríamos mirar en varias direcciones para encontrar ejemplos de las alternativas que se nos presentan para escoger entre el materialismo y la espiritualización del pensamiento. Un simple ejemplo que se encuentra a diario tiene que ver con el extenso uso de bebidas alcohólicas, tabaco, y drogas que alteran el estado de la mente.

La presión ejercida por el comercio y los medios informativos han contribuido grandemente a acondicionar la atmósfera mental de la sociedad para que se acepten tales usos como algo normal, deseable y necesario. Necesitamos poner en práctica nuestra defensa espiritual y nuestro valor moral para contrarrestar esta influencia insidiosa. Ella milita contra la libertad espiritual.

Dejarse dominar por esas cosas tiende a aumentar nuestra dependencia en la materia, a traer como consecuencia vicios que nos atan más fuertemente al materialismo y a constituir formas de evasión. Leemos en la Epístola a los Romanos: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Rom. 6:16.

En la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), la curación, la demostración y la salvación se basan categóricamente en la adoración de un Dios infinito, el Espíritu, exclusivamente, y en no inclinarse ante otros dioses inferiores. El poder del Cristo, la Verdad, es lo que sostiene este método curativo y nos capacita para repudiar las llamadas leyes físicas con las leyes del Espíritu. La curación espiritual incluye neutralizar el supuesto poder de la materia, negar las creencias de que hay sensación material, y afirmar el estado espiritual de libertad del hombre como la amada idea de la Mente, liberándonos así de las prisiones de enfermedad y pecado constituidas por la materia. Pero sería contradictorio esperar progreso en alcanzar la libertad y curación espirituales mientras uno defiende o voluntariamente adopta, totalmente o en parte, una práctica que es esencialmente viciosa.

También sería incompatible esperar adquirir el sentido de liberación y satisfacción que puede ganarse únicamente mediante la comprensión espiritual, de los supuestos beneficios que los anuncios tan seductoramente alegan se pueden obtener del alcohol, el tabaco y drogas de varias clases.

En lugar de la sumisión a presiones de compañeros y al deseo de popularidad, la Ciencia Cristiana ofrece el precioso derecho que el individuo tiene de pensar por sí mismo y a labrar sus relaciones sobre una base espiritual de genuinas cualidades cristianas como la pureza y la rectitud. Para curar la frustración, la Ciencia Cristiana confiere la comprensión de que el ser espiritual del hombre está en desarrollo y refleja a Dios, y que es bendecido por la inmensurable bondad del Amor. Para la soledad, trae un sentido de la unidad del hombre con el tierno e infinito Amor y el desarrollo, gobernado por Dios, de relaciones que aportan satisfacción. En lugar de sentimientos de ineptitud y falta de amor propio, ofrece un nuevo reconocimiento del mérito, el dominio, la fortaleza y la inteligencia de la verdadera individualidad del hombre. Reemplaza la tensión y la presión con una sensación vívida y profundamente sentida de paz espiritual, descanso y cielo.

Es sumamente común hoy en día el fenómeno de gente que lucha desesperadamente para vencer (o hasta para controlar de alguna manera) la afición a las bebidas alcohólicas, al fumar, o al uso de drogas. Se han multiplicado las clínicas para alcohólicos y los centros de rehabilitación para drogadictos. Cada año, miles de personas experimentan con toda clase de programas y remedios — a menudo en vano — para dejar de fumar. Sin embargo, las enseñanzas de la Ciencia Cristiana han liberado permanentemente a muchas personas de esos hábitos. Todavía un número mayor de personas han hallado mediante estas enseñanzas una satisfacción espiritual y un dominio que ha mantenido sus vidas totalmente libres de la inclinación al uso de productos que forman hábitos.

A veces alguien arguye que usa bebidas alcohólicas muy de vez en cuando, o sólo por el sabor y no por el alcohol; que fuma sólo por ser sociable o por tener algo que hacer; que toma drogas alucinantes simplemente para ampliar la mente o vivificar la imaginación. Por supuesto, así es como empiezan los vicios; nadie comenzó con la intención de convertirse en un alcohólico.

El Científico Cristiano respeta el razonamiento espiritual preservador de libertad que sirve de base a las declaraciones de nuestra Guía, la Sra. Eddy, de que “la bebida fuerte es incuestionablemente un mal... su menor uso es abuso...”;Escritos Misceláneos, pág. 289. que el tabaco fundamentalmente no ofrece ninguna atracción; Ver Ciencia y Salud 407:3–6. y para citar lo que dice en otro contexto, que “nadie se beneficia cediendo su mentalidad a despotismo mental o tratamiento mental erróneo de ninguna clase”.Ibid., pág. 375.

La persona cuyo Dios es el Amor que todo lo abraza, tiende naturalmente a sentir un interés humanitario por los demás, a preocuparse por la influencia que su propia conducta pueda tener en la vida de aquellos que lo rodean. Las estadísticas del Gobierno de los Estados Unidos muestran que en ese país hay 3.5 millones de adolescentes que están habituados al uso excesivo de bebidas alcohólicas. Algunos observadores dicen que el consumo de bebidas alcohólicas por adolescentes es “epidémico”. En numerosos países, los estragos causados por el uso de bebidas alcohólicas son observables en el ausentismo laboral, en hogares destruidos, accidentes automovilísticos y carreras malogradas, y forman una larga lista de graves problemas sociales y sufrimiento indecible. El uso, cada vez más ampliamente difundido, de drogas que alteran la mente, especialmente entre los jóvenes, ha producido una cosecha similar. Bien podríamos preguntarnos si estamos de parte de la libertad humana o de la esclavitud humana.

La Sra. Eddy hace preguntas penetrantes acerca de cómo estamos esculpiendo nuestra vida. En un pasaje escribe: “¿No oís a todo el género humano hablar acerca del modelo imperfecto? El mundo lo pone delante de vuestra vista continuamente. El resultado es que estáis propensos a seguir esos patrones inferiores, limitando así la obra de vuestra vida, y adoptando en vuestra experiencia el diseño angular y deforme de los modelos de la materia”.

Unas cuantas líneas más adelante ella resume la manera establecida por Dios para gozar de dominio y libertad: “Aceptemos la Ciencia, abandonemos todas las teorías basadas en el testimonio de los sentidos, renunciemos a los modelos imperfectos e ideales ilusivos, tengamos una sola Mente, un solo Dios, y éste perfecto, produciendo Sus propios modelos de excelencia”.Ibid., págs. 248–249.

(Segundo de dos editoriales. “Nuestra defensa espiritual—1” apareció el mes pasado.)

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