No hace mucho tiempo, muchas personas tenían gran interés en adquirir oro por su alto valor y por creer que el poseerlo les daría seguridad económica. Esto me hizo recordar la conducta de Moisés cuando tuvo que decidir a quién servir: a Dios o a las riquezas.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!