El tierno reinado del Amor
Sara May Helder
Del número de octubre de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
Las praderas de la niñez
sugieren vislumbres de infinitud.
Tardes iluminadas de sol
y crepúsculo de luciérnagas,
inocentes de tiempo.
Y yo, como hijo de Dios,
gozo en la eternidad.
El Amor no sabe lo que es tensión.
Yo sólo puedo empeñarme
en imitar lo divino.
Sara May Helder
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