“Jamás registréis edades”, escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, el libro de texto de la Ciencia Cristiana. Luego nos da una explicación más abajo en la misma página: “La Vida es eterna”.Ciencia y Salud, pág. 246. La edad no es un factor del vivir eterno. ¿Parece este concepto un punto de vista demasiado radical para usarlo a diario? Claro que no.
Hoy en día la actitud en cuanto a la edad está cambiando, lo cual indica, tal vez, un grado de comprensión más elevado de la Vida eterna, Dios. La gente ve ahora más claramente que la edad no es necesariamente un indicador exacto de la capacidad mental o física. ¿Sería acaso muy sorprendente oír hablar de una persona de veintinueve años de edad que es presidente de una universidad o de un estudiante universitario de setenta años? Las rígidas restricciones relacionadas con la edad se están derribando. Se está empezando a ver que la edad no tiene tanta importancia.
Para ser duradero, este nuevo concepto tiene que ser justificado por algo más que una corriente de pensamiento. La Ciencia Cristiana impugna el proceso de deterioro. Enseña que hay una base espiritual y científica para demostrar lo inoportuno de la edad, una base que se encuentra en la Biblia: “Yo hago nuevas todas las cosas”. Apoc. 21:5.
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