Con el descubrimiento de la Ciencia Cristiana realizado por la Sra. Eddy, el sentido de la palabra “metafísica” adquirió un significado muchísimo más alto y puro del que tenía antes. El uso que ella dio a ese término para describir un sistema de curación y redención que está basado en la totalidad de Dios, lo elevó por encima de la filosofía especulativa y los métodos de curación basados en la mente humana.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy dice: “La metafísica es superior a la física, y la materia no entra en las premisas ni en las conclusiones metafísicas. Las categorías de la metafísica descansan sobre una sola base, la Mente divina. La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”.Ciencia y Salud, pág. 269.
Un metafísico, por lo tanto, es alguien que contempla las ideas espirituales del Alma, los hechos espirituales del ser, tal como existen en la Ciencia divina, y aplica estas ideas a problemas determinados a fin de solucionarlos. La metafísica cristiana muestra que sólo hay una Mente, infinita y perfecta, y una sola manifestación infinita de la Mente: el hombre espiritual, la imagen de la Mente. Se comprende que la materia es una falsa representación de la Mente, porque la naturaleza y sustancia de la Mente infinita tiene que ser Espíritu. El hombre y el universo se componen de ideas espirituales, las cuales expresan a la Mente única. De la Mente, Dios, emana toda inteligencia, sabiduría y discernimiento. Todas las premisas y conclusiones metafísicas descansan sobre el hecho de una sola Mente, infinita y perfecta, y su expresión perfecta, el hombre.
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