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Los cimientos inamovibles de la Iglesia

Del número de marzo de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante un huracán en las playas orientales de los Estados Unidos, mientras que algunos árboles soportaron la tremenda tempestad, otros fueron arrancados de raíz. Muchos árboles sucumbieron bajo el azote de los vientos, pero la mayoría de los sicómoros permanecieron erguidos. ¿Por qué? Porque los sicómoros echan raíces profundas en la tierra, mientras que las raíces de los otros árboles por lo general son más superficiales. Sus raíces profundas dan a los sicómoros fortaleza y estabilidad.

El sicómoro sufrió vientos tempestuosos, fuertes y arrasadoras lluvias y tierra empapada. Sin embargo, permaneció inamovible. ¿Qué capacita a la Iglesia de Cristo, Científico, para soportar ataques destructores? ¿No es el arraigar profundas raíces en Cristo, la Verdad?

Cristo Jesús edificó su iglesia sobre esta base firme de la Verdad, que él comparó con una roca. Significativamente, Jesús estableció su propia identidad espiritual antes de hacer referencia a la iglesia, por consiguiente, elevándose a sí mismo y elevando a su iglesia por encima del sentido personal. Cuando preguntó a sus discípulos quién creían ellos que él era, Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús felicitó a Pedro por su discernimiento espiritual del Cristo, la Verdad, declarando que el Padre le había revelado al Cristo, y añadió: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Ver Mateo 16:13–18.

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