Quizás usted crea que su manera de pensar no es tan importante en los asuntos mundiales. Pero no es así. Aun cuando nos sintamos incompetentes ante problemas de proporciones mundiales, nuestra manera de pensar es de vital importancia. Los gigantescos problemas mundiales — como el crimen, la inmoralidad, la pobreza — por cierto que parecen tremendos. Pero el pensamiento de cada uno cuenta, y podemos apoyar con nuestros pensamientos el deseo de promover la curación de los problemas mundiales.
La espiritualidad, sustentada, inevitablemente mejora la manera de pensar del mundo. Con amor podemos acercarnos al mundo entero. Nos esforzamos por estar lo suficientemente inspirados para elevar a la humanidad. Entonces ya no limitaremos nuestra atención sólo a nuestros problemas personales, viviendo en el pequeño mundo de nuestro círculo inmediato de la familia y amigos. Nos dedicaremos más específicamente a bendecir a todos.
Mediante su inspirador ejemplo, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), señala el camino. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras encontramos su tranquilo y consagrado enfoque a los problemas mundiales. Hablando de su necesidad de vivir apartada para establecer las operaciones de la Ciencia Cristiana, nos dice: “Por tanto, ella permanece en su puesto, sin ser vista, no en busca de su propio engrandecimiento, sino orando, velando y trabajando por la redención del género humano”.Ciencia y Salud, pág. 464. Y en el Manual de La Iglesia Madre pide que cada miembro ore diariamente para que toda la humanidad sea gobernada por la Palabra de Dios. Ver Manual, Art. VIII, Sec. 4.
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