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Los dragones no son reales

[Original en español]

Del número de marzo de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Nota del Redactor: Los dragones no son reales. La gente se imagina que hay dragones, y hace dibujos y escribe historias sobre ellos. Pero indiferentemente de cuántas personas se imaginen que hay dragones, el creer en ellos nunca los puede hacer reales.

Hay algo más que es semejante a un dragón. Algo que la gente se ha imaginado por años y años y años. Nosotros lo llamamos error. La gente se imagina que el error es real y algo que debemos temer.

Nosotros conocemos a un niño llamado Juanjo que aprendió mucho acerca de dragones, y de qué es real y qué no es real. Aprendió cómo luchar contra los dragones y el error. Su mamá nos contó esta historia:

Una mañana Juanjo se despertó sintiéndose mal. Ni siquiera quiso tomar su desayuno. Oré por él como he aprendido en la Ciencia Cristiana. Supe que Juanjo era en realidad una idea espiritual creada por Dios a Su imagen. Nada ni nadie podía impedir que reflejara todas las cualidades de su Padre-Madre celestial, incluso salud.

Estaba estudiando la Lección Bíblica Del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana., cuando Juanjo entró en mi dormitorio y me pidió que leyera en voz alta. Estaba leyendo del libro de Apocalipsis: “He aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas... Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. Apoc. 12:3, 7–10.

Juanjo escuchaba muy atento. Era la primera vez que oía hablar de un dragón escarlata y de una guerra en el cielo. ¡Él estaba muy interesado!

Cuando terminé de leer los versículos de la Biblia, tomé el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy y leí en voz alta: “El capítulo duodécimo del Apocalipsis simboliza el método divino de guerrear en la Ciencia, y los resultados gloriosos de esa guerra”.Ciencia y Salud, pág. 568.

— Pero, ¿existe realmente un dragón escarlata, mamá? — preguntó Juanjo.

— Escucha lo que dice la Sra. Eddy sobre el dragón escarlata — le dije. “Pero ¿por qué quedarnos horrorizados ante la nada? El gran dragón escarlata simboliza una mentira — la creencia de que la sustancia, la vida y la inteligencia puedan ser materiales. Ese dragón representa la suma total del error humano”.Ibid., pág. 563.

Dije a Juanjo: — Cada vez que vencemos una creencia de enfermedad, o temor, o cualquier error acerca de nosotros mismos o acerca de los demás, estamos venciendo al dragón escarlata. Estamos ayudando a Miguel y a sus ángeles.

— Yo quiero ayudar a Miguel y a sus ángeles a luchar contra el dragón. ¿Pero qué debo hacer? — dijo Juanjo anheloso.

— Puedes orar el Padre Nuestro. Una línea de esta oración dice: “Venga tu reino”, Mateo 6:10. y la Sra. Eddy da la siguiente explicación: “Tu reino ha venido; Tú estás siempre presente”.Ciencia y Salud, pág. 16. Puesto que Dios está donde nosotros estamos, los dragones y el error no pueden estar donde nosotros estamos. Cuando amamos a Dios y a sus ángeles no hay lugar para la enfermedad.

Ya Juanjo se sentía completamente bien, así que se vistió y se fue al colegio. Le gustó lo que había aprendido acerca de dragones. Sentía que se había enlistado en el ejército de Miguel y sus ángeles. Y la mejor arma que ellos tienen es conocer la verdad. Juanjo lo había demostrado.

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