Si bien hay mucho en las enseñanzas de nuestro Maestro acerca de la paz que viene a quienes le siguen, se relata que también dijo: “No he venido para traer paz, sino espada”. Mateo 10:34. A primera vista, estas palabras pueden parecer poco consoladoras en un mundo bajo la amenaza de una guerra nuclear. No obstante, analizadas bajo el contexto de la misión total de Cristo Jesús, estas palabras contienen una promesa de seguridad que verdaderamente puede ayudarnos a hallar las respuestas a la amenaza nuclear.
¿Cuál fue la naturaleza de su misión? Jesús la describió a Pilato de este modo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad”. La humanidad continúa repitiendo la respuesta de Pilato: “¿Qué es la verdad?” Juan 18:37, 38. ¿Acaso es el resultado de la investigación científica que puede producir una tecnología tan poderosa que es capaz de destruir a aquellos que la han creado? ¿Es el resultado de fuerzas políticas y sociales tan complejas que ponen a la civilización en peligro? ¿Es una enseñanza religiosa tan frágil que la crucifixión de su Maestro podría detener el mensaje de Emanuel, o sea, Dios con nosotros?
Sabemos la respuesta a la última pregunta. La resurrección de Jesús probó que los poderes temporales, que tanto impresionaban a Pilato, no podían destruir ni el mensaje de Dios ni a Su mensajero. El proceso judicial hecho a Jesús, su crucifixión y su resurrección mostraron tanto la verdadera naturaleza del conflicto que enfrenta a la humanidad como la verdadera defensa en este conflicto.
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