Una experiencia notable que incluye una curación, ciertamente puede grabar en nuestro pensamiento la verdad espiritual básica de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) de que Dios es Todo.
En los primeros años de mi estudio de Ciencia Cristiana, tuve una experiencia así, por la cual estoy profundamente agradecido. No sólo sané rápidamente, sino que también me di cuenta de que “Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10:34). Él cuida y protege en todo momento a cada uno de Sus amados hijos.
En la época en que tuve esa curación acababa de solicitar mi afiliación a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico. En ese entonces, era ingeniero de la compañía de servicios públicos de la localidad, estando a cargo de las ventas de productos eléctricos. Como ingeniero electricista tenía la responsabilidad de medir la energía eléctrica que había sido consumida por varias plantas industriales. En un frío día de noviembre, cuatro de nosotros estábamos haciendo estas mediciones. Como era costumbre en esos tiempos, unos pocos motores eléctricos grandes, instalados en diferentes lugares de la planta, se utilizaban para impeler los ejes de los cuales las máquinas más pequeñas recibían su fuerza. Con el fin de no interrumpir las operaciones de la planta, medíamos las cargas de corriente con la electricidad en toda su fuerza. Los cables conductores más potentes alimentaban cada motor por medio de tres alambres. Sin parar ningún motor, podíamos cortar la corriente de un cable e insertar un amperímetro para medir la energía eléctrica que había sido consumida. Estas pruebas se hacían en las cajas de fusibles eléctricos que protegían los motores. Sacábamos un fusible cada vez para leer el consumo de electricidad, y así continuábamos de uno a otro.
Durante una de estas pruebas, las pinzas que estaba usando para sacar los fusibles cayeron directamente sobre las terminales de energía eléctrica en la caja de fusibles que estaba abierta. Hubo un corto circuito en los fusibles de 550 voltios, lo que causó una terrible explosión eléctrica. Una luz relumbrante inundó toda la planta, y el cobre fundido se esparció por todas partes y me cayó en la cara y en los brazos. Caí al suelo inconsciente. Cerraron toda la planta. Poco después recuperé el conocimiento y me vi envuelto en vendajes como una momia, y vi que estaban listos para llevarme al hospital. Llegó mi jefe, y le pedí que me llevaran a mi casa y no al hospital, a lo cual él accedió.
Cuando mi esposa vio las condiciones en que me encontraba, llamó a un practicista de la Ciencia Cristiana y le pidió inmediata ayuda. Los resultados fueron evidentes en poco tiempo.
Mi aceptación de la protección de Dios, anuló completamente la creencia médica de que las quemaduras eléctricas son dolorosas en extremo. No sentí dolor ni incomodidad durante todo este incidente. En unos pocos días nueva carne reemplazó los tejidos destruidos tanto en la cara como en el cuerpo, y sólo cuando salí al aire frío de la mañana sentí una cierta sensación en la piel nueva como de un bebé. La curación fue completa y no me quedaron cicatrices.
¿Cómo puede uno realmente expresar gratitud por una curación y protección como ésas? Para mí fue ciertamente une prueba convincente de la declaración de nuestra amada Guía: “No existe poder aparte de Dios” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 228).
Nuestra familia, un hijo y dos hijas, y ahora nuestros nietos, han disfrutado de una maravillosa dirección y protección al confiar en Dios y en la Ciencia Cristiana para satisfacer sus necesidades humanas. Por mi parte, he comprobado que la salud es una realidad espiritual. Al reconocer esto, he podido atender a mis actividades sin faltar por enfermedad ni un solo día a mi trabajo, ni siquiera a una cita, desde 1925. Durante la depresión económica de la década de los treinta, la planta que yo dirigía pudo seguir adelante, inclusive emplear personal extra.
¡La Ciencia Cristiana sana! Dios guía y protege a todos los que aceptan y practican Sus verdades espirituales.
Willowdale, Ontario, Canadá
Mi padre realmente vive la Ciencia Cristiana. Esta curación fue un faro en el comienzo de su estudio. Algunas veces mi padre daba testimonios en las reuniones testimoniales de los miércoles, y la familia nos mirábamos el uno al otro y decíamos: “¿Cuándo sucedió esto? Mi padre está lleno de alegría, es afectuoso y siempre está haciendo algo por los demás. Es un ejemplo maravilloso para todos nosotros.
Toronto, Ontario, Canadá