En respuesta a una pregunta con respecto a la mansedumbre y la humildad, me fue difícil citar algo de la Biblia que indicara que Dios Mismo es manso o humilde. Sin embargo, es claro que éstas son buenas cualidades cristianas, esenciales incluso para obrar nuestra salvación. ¿De dónde provienen, pues, la mansedumbre y la humildad, y cómo armonizan con la Ciencia del ser?
La mansedumbre y la humildad fueron cualidades sobresalientes de Cristo Jesús, el Mostrador del camino. Jesús fue el individuo que más claramente ejemplificó al Cristo como la verdadera idea de Dios. Pero Jesús era humano. Nació de María. ¿Es éste un indicio de que las cualidades de humildad y mansedumbre son cualidades de transición que apoyan nuestro despertar a la realidad? Son cualidades esenciales de aquella consciencia humana que más claramente refleja lo divino. En el análisis que la Sra. Eddy hace en Ciencia y Salud de la “Traducción Científica de la Mente Mortal”, la cualidad moral “mansedumbre” aparece en el segundo grado, o como cualidad de transición. Ver Ciencia y Salud, pág. 115.
De ahí la pregunta: ¿Cuál es el origen de esta cualidad? La mansedumbre debe ser un factor para poder reconocer la nada de la vida e inteligencia materiales, y la totalidad de Dios. En realidad no hay poder o presencia aparte del Espíritu infinito.
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