No basta con horrorizarse, estar temerosos o resignarse al crimen y a la violencia tan prevalecientes hoy en día. El problema no está en modo alguno limitado a un país solamente. Las noticias informan sobre el aumento en la frecuencia de crímenes en todo país y región. La gente naturalmente se pregunta el porqué de todo esto y quieren saber qué se puede hacer al respecto.
Tales atrocidades indican algo más que delincuencia individual. Éstas están alentadas por la actitud mental de la sociedad. Este hecho de ninguna manera disculpa tales atrocidades, pero sí indica la naturaleza y magnitud del problema y el hecho de que todos nosotros, individual y colectivamente, podemos contribuir a hallar una solución.
En una notablemente perceptiva disertación que nuestra Guía, Mary Baker Eddy, dio en 1895, previno a sus estudiantes contra los más oscuros y sinuosos elementos del pensamiento mortal pecaminoso. Instando a adoptar una acción mental vigilante y de oración, afirmó: “La creciente necesidad de confiar en Dios para que Él nos defienda contra las formas más sutiles del mal, nos hace recurrir a Él con menos reserva en busca de ayuda, y así viene a ser un medio de gracia”.Escritos Misceláneos, pág. 115.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!