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Apoyando la concurrencia a los cultos

Del número de enero de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Muchas personas que leen la Lección-Sermón En el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. y la literatura de la Ciencia Cristiana con regularidad, que creen que aceptan esta enseñanza y que dependen de ella para la curación, no van a la iglesia. Las horas de trabajo, las responsabilidades de la familia, la diversión y los deportes distraen a muchas personas y las alejan de la iglesia. La distancia de una iglesia o sociedad puede ser un factor que les impida concurrir. El alejamiento de la iglesia, causado por resentimientos o desilusiones por la tendencia actual de permanecer distante de la religión organizada, mantiene alejadas a otras personas. A su vez, están aquellos que no desean identificarse públicamente con la Ciencia Cristiana.

La esencia de nuestra religión, ciertamente está en que el individuo viva su relación con Dios, que se acerque diariamente más a Él a través de la oración, del estudio de la Biblia y de las obras de la Sra. Eddy, y mediante la demostración del poder de Dios en la curación. Mas el congregarse a adorar a Dios es parte valiosa del cristianismo. Cristo Jesús declaró:“... donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Mateo 18:20.

En el fondo de cualquier razón que pudiéramos tener para no concurrir a los cultos de nuestra iglesia, está la resistencia del mundo a la Ciencia que enseña la totalidad de Dios, el bien, y la nada de la materia y la mente mortal. Es obvio que la mente mortal tiene mucho que perder cuando nuestros cultos cumplen su propósito. De modo que no deberíamos sorprendernos por la resistencia que trata de evitar que estos cultos sean ocasiones devotas y sanadoras. Esta resistencia no es una persona, lugar o cosa, sino el mal impersonal procurando que estén ausentes quienes son receptivos a la Ciencia Cristiana.

Los miembros de la iglesia que anhelan destruir el mesmerismo que mantiene a la gente alejada de la iglesia, verán que es conveniente para su trabajo prestar atención a la admonición de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: “Mantened perpetuamente este pensamiento: que es la idea espiritual, el Espíritu Santo y Cristo, lo que os capacita para demostrar con certeza científica la regla de la curación, basada en su Principio divino, el Amor, que está por debajo, por encima y alrededor de todo el ser verdadero”.Ciencia y Salud, pág. 496.

El peso de la responsabilidad de proteger a los Científicos Cristianos del alejamiento de los cultos de la iglesia radica en el Cristo y en nuestra práctica cristiana de la Ciencia divina. El Cristo, la Verdad, revela a Dios como el único poder e inteligencia, la única Mente que el hombre posee. Por lo tanto, el hombre, en realidad, es siempre obediente a las leyes de Dios, que son eternamente buenas. En consecuencia, el mesmerismo no tiene poder o mente para obstruir ninguna actividad que promueva el crecimiento espiritual, como la de asistir a la iglesia.

Si las horas de trabajo no se ajustan a las de los cultos dominicales o de las reuniones de testimonios de los miércoles, la oración sistemática puede abrir el pensamiento a las ideas que aportan ajustes beneficiosos para todos. La receptividad a las ideas correctas también puede conducir a una disminución de restricciones debidas a responsabilidades familiares. Ello no significa eludir las obligaciones legítimas. Puede lograrse mayor libertad, por ejemplo, mediante una mayor cooperación dentro del hogar o por medio de una ayuda competente, apropiada y dentro de los medios económicos.

Los placeres que quisieran alejarnos de la iglesia no pueden compararse con el bien que se obtiene al asistir a los cultos. Los paseos saludables por lo general se disfrutan más cuando se ha dado a la iglesia su debida prioridad. El residir lejos de una iglesia o sociedad puede ser una oportunidad para comenzar los cultos en una nueva comunidad, bendiciendo así no sólo a nosotros mismos, sino a toda la zona.

La ausencia de la iglesia puede ser motivada por la desilusión del fracaso propio o de otra persona o por no lograr vivir de acuerdo con los preceptos cristianos, o por el fracaso de no sanar tan rápidamente como se deseaba. Esta clase de alejamiento requiere un tratamiento especialmente bondadoso. El amor es la clave. El amor por sí mismo y por los demás: el reconocer que todos tenemos que obrar mejor y que con la ayuda de Dios, obraremos mejor.

Cuando el abandonar la iglesia nace de la creencia de que la religión organizada no es compatible con la sociedad actual, debemos esperar también la curación de esta fuerza disuasiva. Ninguna opinión es tan arraigada que no pueda ceder a la inteligente actividad del Amor divino.

Este mismo Amor divino puede disipar el temor que hace que algunas personas eviten que se las identifique con la Ciencia Cristiana. Es posible que esas personas hayan sido ridiculizadas o condenadas por quienes tienen falsos conceptos acerca de nuestras enseñanzas. Ser el único Científico Cristiano en una organización o escuela, familia o comunidad — y mantenerse firme y ser conceptuado como tal — puede requerir valor. Las palabras de Pablo: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Rom. 8:31. fueron expresadas por alguien que sufrió gran persecución. Estas palabras proclaman el triunfo. Nuestra convicción de que el poder de Dios es adecuado para sostener a quienes lo aman y obedecen dará valor a aquellos que se resisten a declararse Científicos Cristianos.

Es el Amor divino lo que nos motiva a apoyar la concurrencia a la iglesia. Cristo Jesús urgió a sus seguidores a apoyarse radicalmente en el Padre. Enseñó de esta manera: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará de modo que vosotros os maravilléis”. Juan 5:19,20.

El amor de Dios llena todo espacio e incluye a cada uno. El amor neutraliza los sentimientos heridos y el orgullo. Acalla el temor. Sana la enfermedad y el pecado. Atrae más que ninguna otra cosa. Es el cemento que nos mantiene a todos juntos. Puesto que el amor de Dios es reflejado en nosotros, el amor que expresemos será natural y espontáneo y se sentirá profundamente.

El amor por la Lección-Sermón es una parte importante de nuestra preparación para los cultos dominicales y las reuniones de los miércoles. El estudio diario, completo y sistemático de su invalorable mensaje — el estudio, y no simplemente una lectura casual — incluye meditar sus exigencias y promesas, versículo por versículo y frase por frase. Una lección que parezca difícil de comprender, puede traernos grandes riquezas de comprensión espiritual cuando profundizamos para encontrar su significado. Amar la lección cada vez más cuando la estudiamos y procurar vivir lo que enseña, despierta nuestro anhelo por concurrir a los cultos, por compartir las bendiciones de la Ciencia Cristiana con la comunidad. Y este anhelo ayudará a abrir el camino para aquellos que quieren la Ciencia Cristiana pero que no están asistiendo regularmente a la iglesia.

Una señora que se quedó sola y tenía que mantener a sus dos hijos pequeños, le fue imposible asistir a la iglesia por varios años debido a su trabajo. Durante todo este tiempo estudió y oró diariamente y atesoraba el deseo de asistir a la iglesia con regularidad. En razón de su amor por la verdad y por vivirla lo mejor que podía, se desempeñó excelentemente en su trabajo. Entonces, mediante lo que parecía un giro de sucesos injustos, hubo un cambio en su trabajo; pero esto hizo posible que muy pronto pudiera asistir a los cultos dominicales, a las reuniones de los miércoles y a las asambleas de su iglesia filial. Con el tiempo, trabajó para su iglesia en varios cargos, inclusive el de Primera Lectora y bibliotecaria. Además del bien que esto trajo a su iglesia filial y también a su vida, su carrera se desarrolló de tal manera que continuó siendo muy recompensadora para ella y para la organización donde trabajaba.

Es el Cristo que nutre nuestro entendimiento y demostración de la Ciencia Cristiana a fin de que nuestras oraciones en apoyo de nuestros cultos sean más eficaces. Es la influencia divina del Cristo en los pensamientos de quienes están sedientos de la verdad que motiva la respuesta a la invitación a concurrir a la iglesia. Nuestras oraciones ayudan a despertar esta respuesta. La irresistible actividad del Cristo en la consciencia humana es el poder que hace posible que nuestros cultos cumplan su misión de atracción, curación y regeneración.

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