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El nuevo pacto

Del número de enero de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, uno puede encontrar en la Biblia el desarrollo del concepto de la humanidad respecto a la relación del hombre con Dios. En realidad, esta relación es de lo que se trata la vida. Explica nuestra identidad o razón de ser.

El libro del Génesis relata el mensaje de Jehová a Abraham que sería “padre de muchedumbre de gentes” y que Dios establecería Su pacto con ellas y les daría “toda la tierra de Canaán en heredad perpetua”. Gén. 17:4, 5, 8. Esto se interpretó como una garantía para el pueblo de Israel de que tendrían una herencia nacional para siempre. En años subsiguientes, el pueblo judío ha aceptado esa promesa como un derecho legal a la tierra llamada más tarde Palestina, incluyendo la ciudad de Jerusalén. Durante los siglos de su dispersión a otros lugares, muchos han anhelado volver a su suelo patrio. Pero en un sentido más amplio, podemos ver que al establecer Su pacto entre los hombres, Dios se estaba dirigiendo a toda la gente, no sólo a una nación o religión en particular.

El concepto del Sionismo, como se desarrolló en los siglos diecinueve y veinte, procuraba un retorno de los judíos de estos días a la tierra en que habitaron sus antepasados y ahora procuran el desarrollo de ese suelo patrio. Pero cuando consideramos a Sion como un concepto espiritual más bien que como un lugar geográfico, adopta un significado mucho más profundo. Parte de la definición de “Sion” en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy, es: “Base y superestructura espirituales; inspiración; fuerza espiritual”.Ciencia y Salud, pág. 599. El retorno a este Sion requiere que se comprenda la adoración al Dios único, que es Espíritu, y no materia. Siendo un estado espiritualmente mental, Sion es universal y está seguro en la Mente divina, no sujeto a la territorialidad o a la pérdida. Por otra parte, cuánto más satisfactorio sería para cualquiera de nosotros que esté considerando a Jerusalén sólo como la patria de un número limitado de mortales, buscar y encontrar la Nueva Jerusalén, definida en el libro de texto como: “La Ciencia divina; las realidades espirituales y la armonía del universo; el reino de los cielos, o reino de la armonía”.Ibid., pág. 592.

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