A Pedrito le apasionaba la aventura y le gustaba imaginarse en situaciones fuera de lo común. Él y su hermano Guillermito simulaban que estaban en un safari por África, o en una nave espacial cumpliendo alguna misión importante. Lo que más les gustaba era buscar tesoros. Pasaban mucho tiempo cavando en el terreno baldío al fondo de su casa, y turnándose para enterrar cajitas que contenían alhajas viejas de su mamá y para dibujar mapas de tesoros uno para el otro. Era divertido tratar de seguir el mapa del tesoro. Pedrito aprendió que para encontrar el tesoro tenía que seguir las pistas que le daba el mapa.
También aprendió acerca de otra forma de seguir. En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana aprendió que muchas veces Cristo Jesús dijo a sus discípulos que lo siguieran. En la Biblia, en el Evangelio según San Juan, dijo Jesús: “Si alguno me sirve, sígame; ... Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Juan 12:26.
Pedrito aprendió que siempre que queremos ser buenos o hacer el bien — ayudar a un amigo o, mejor aún, ayudar a alguien que no es nuestro amigo — estamos siguiendo a Jesús. Recurrir a Dios en oración y guardar los Mandamientos son también maneras de seguirlo. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “Es posible, — sí, es deber y privilegio de todo niño, hombre y mujer — seguir, en cierto grado, el ejemplo del Maestro mediante la demostración de la Verdad y la Vida, la salud y la santidad”.Ciencia y Salud, pág. 37.
Descubrió que seguir el ejemplo de Jesús y amar a Dios nos pueden llevar hacia un tesoro real. Una mañana, se despertó sintiéndose muy enfermo. Le dolían la cabeza y la garganta. Cuando se lo dijo a su mamá, ella pensó por un momento y dijo: — Pedrito, si encontraras un cofre lleno de joyas y basura ¿qué harías?
No demoró mucho en decidirse: — Me quedaría con las joyas y tiraría la basura.
— Sucede lo mismo con la Ciencia Cristiana. Nos quedamos con el pensamiento de que el hijo de Dios es perfecto, y desechamos los pensamientos que tratan de decirnos algo diferente. Decidámonos ahora mismo a quedarnos sólo con los pensamientos buenos y verdaderos y a tirar los que tratan de decirte que no estás bien.
La mamá le dijo que ella oraría por él, y agregó que sería conveniente que él fuera a su dormitorio a orar también.
Así lo hizo. Ésta era la manera de Pedrito de seguir la pista. El mapa de su tesoro espiritual le mostraba que Dios lo estaba amando y cuidando en todo momento, de hecho, en ese mismo instante. Pedrito también sabía lo que dice la Biblia: “Dios es amor”. 1 Juan 4:8. Sabía que puesto que Dios es Amor, y el bien, Él no podía hacer nada que pudiera lastimar o doler. El seguir estos pensamientos condujo a Pedrito a las joyas con las que quería quedarse. El pensamiento de que algo podía doler era basura que había que tirar.
Muy pronto, Pedrito se vistió y bajó a desayunarse. Comió abundantemente y se fue a la escuela, sintiéndose bien. Ni siquiera pensó nuevamente en la enfermedad hasta el día siguiente, cuando se dio cuenta de que había sanado. Estaba agradecido por esta curación, y en la siguiente reunión vespertina de los miércoles dio un testimonio.
Al recurrir a Dios en oración, Pedrito siguió el ejemplo de Jesús, y encontró un tesoro verdadero: ¡una curación rápida y segura!