¡Cuán provechoso puede ser el ejemplo de la vida de Cristo Jesús al mostrarnos lo que la comprensión de la Verdad puede hacer por la humanidad! Más que una mera advertencia para que seamos buenos, puros, amables y útiles para con los demás, su vida demuestra profundas verdades metafísicas. Si aceptamos que estas verdades conciernen a todos sus seguidores, como también a él, se verá que nuestra habilidad para demostrar la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) fluye de Dios Mismo, el Espíritu.
La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “La vida de Cristo Jesús no fue milagrosa, sino inherente a su espiritualidad — la buena tierra, donde la semilla de la Verdad nace y lleva mucho fruto”.Ciencia y Salud, págs. 270–271. La vida sanadora, propia del Cristo, que Jesús vivió, era propia de su espiritualidad, fluía de ella.
Cristo Jesús comprendió cabalmente su espiritualidad innata. Declaró: “Yo y el Padre uno somos”, Juan 10:30. y “El Padre que mora en mí, él hace las obras”. Juan 14:10. Reconoció su espiritualidad, aceptando que su identidad misma era el Cristo, el hombre ideal creado por Dios.
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